adaptación

No era tan fácil

James Naismith, un profesor de educación física, inventó el básquetbol en 1891 en Springfield, Massachusetts, Estados Unidos. Su popularidad se extendió rápidamente por universidades y colegios, e hizo su debut olímpico en 1936. El primer campeonato mundial masculino de básquetbol se celebró en Argentina en 1950, con una sorprendente victoria del equipo anfitrión, y en 1953 le siguió el básquetbol femenino con su primer campeonato mundial en Santiago de Chile.

Históricamente, Estados Unidos había ejercido un dominio en los torneos internacionales, con cierta competencia de países como Yugoslavia y la Unión Soviética. Estados Unidos competía en las olimpiadas con jugadores universitarios. Sin embargo, en las semifinales de Seúl 1988, el equipo soviético venció a Estados Unidos 82-76. El contexto había cambiado. El entrenador Mike Krzyzewski refiriéndose a esta situación en 2017, comentó en el New York Post:

“Sabía que los universitarios no iban a ganar especialmente en el escenario internacional. Es un juego diferente. Una pista diferente. Un tiempo diferente. Una pelota diferente”.

En 1992, para reafirmar su dominio olímpico y promocionar la NBA, Estados Unidos formó el ‘Dream Team’, con jugadores profesionales que estaban en su mejor momento como ‘Magic’ Johnson, Michael Jordan y Larry Bird. Su victoria en los juegos Olímpicos de Barcelona 1992 fue aplastante, dejando a sus oponentes en mero papel de espectadores. Chuck Daly, entrenador del equipo, describió la experiencia en 2019:

“Fue como Elvis y los Beatles juntos. Viajar con el ´Dream Team´ fue como viajar con 12 estrellas de rock”.

El ‘Dream Team’ recobró el dominio estadounidense del básquetbol internacional, que se repitió en Atlanta 1996 y Sídney 2000. Sin embargo, en el Campeonato Mundial de 2002, organizado por primera vez en Estados Unidos, el equipo estadounidense compuesto por estrellas de la NBA solo logró una decepcionante sexta posición, perdiendo contra Argentina, Yugoslavia y España. George Karl, el entrenador, criticó la actitud de los jugadores:

“El dinero y la fama de la NBA están afectando el espíritu de los jugadores estadounidenses”.

La estrategia y la cultura surgen como palancas principales a disposición de los líderes en su continua búsqueda por mantener la viabilidad de sus equipos. La estrategia proporciona claridad y enfoque para la acción colectiva y la toma de decisiones. El liderazgo va de la mano con el desarrollo de estrategias y la mayoría de los líderes comprenden bien sus fundamentos. Sin embargo, la cultura, es una palanca más elusiva, porque está anclada en comportamientos tácitos, mentalidades y patrones sociales. La estrategia propone que acciones y decisiones se deben realizar. Sin embargo, la cultura decide como se realizan esas acciones. Es frecuente escuchar la frase:

“La cultura se come la estrategia en el desayuno”.

La situación empeoró en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. A pesar de contar con estrellas como Tim Duncan, Allen Iverson y Lebron James, el equipo dirigido por Larry Brown sufrió una derrota humillante en su primer partido contra Puerto Rico. El ‘Dream Team’ había sido derrotado de manera contundente. De pasar a ser un equipo temido e invencible, la selección de Estados Unidos salió del torneo de Atenas con tres derrotas y una medalla de bronce. Brown reflexionó sobre la actitud del equipo:

“Un técnico no puede decirles a los jugadores cómo poner empeño. Estamos en los Juegos Olímpicos y si uno piensa que los jugadores no ponen ganas, entonces tiene un problema grave”.

El problema no era tan solo de resultados, el problema era la cultura. Había que reconstruir todo el programa de básquetbol. Ya no bastaba con ponerle camisetas unas semanas antes a estrellas de la NBA que tuvieran ganas de viajar a un torneo internacional. El documental ´Redeem Team´ de Netflix dirigido por Jon Weinbach explora el proceso de construcción del equipo de basquetbol estadounidense que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. El documental muestra lecciones útiles que pueden servirnos en nuestros esfuerzos de construir equipos de alto desempeño en un contexto complejo. Weinbach afirma:

“Había una sensación de que Estados Unidos estaba tambaleándose. En los deportes, la cultura del basquetbol era sacrosanta. Pero hubo un momento en que incluso eso estaba tambaleándose”.

Para reformular el programa olímpico, la federación nacional de basquetbol contrató a Jerry Colangelo, un hombre con casi 40 años de experiencia en la NBA y le dio control total. En una entrevista Colangelo señaló:

“La gente literalmente abucheaba a los estadounidenses y eso dolía. Aquí éramos el país que inventó el juego, le enseñamos al mundo el juego, pero habíamos perdido el respeto de la comunidad internacional del básquetbol. Mi visión era que teníamos que regresar y ganarnos su respeto. ¿Como haces eso? ¡Mostrándoles respeto!”.

La primera decisión de Colangelo fue reunirse con varios expertos del basquetbol, acumular ideas y definir los fundamentos estratégicos. Era la oportunidad de demostrar que las estrellas de la NBA habían cambiado, que no eran millonarios prepotentes sino deportistas motivados por el deseo de darle gloria a su nación. El nuevo entrenador no sería de la NBA, sino Mike Krzyzewski, de la Universidad de Duke. ¿El concepto principal? Conseguir el compromiso de los jugadores para un proyecto a largo plazo. Colangelo pidió un compromiso de tres años. Mientras que algunas estrellas de la NBA rechazaron integrarse al equipo, Dwyane Wade, Kobe Bryant y LeBron James anunciaron públicamente su compromiso. En una entrevista con Olympics.com Krzyzewski señaló:

“Nuestro objetivo era triple. Queríamos ganar la medalla de oro, el respeto de nuestro país y el respeto del mundo. Así que no se trataba solo de ganar, sino de cómo íbamos a ganar”.

El propósito del equipo era recuperar el dominio de Estados Unidos en el básquetbol internacional. El objetivo específico era ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2008, y la aspiración a largo plazo era sentar las bases para motivar a las generaciones futuras a mantener un alto nivel de juego y trabajo en equipo. En palabras de Krzyzewski:

“Nos enfocamos en la cultura y la continuidad. Esas eran cosas que tenían dos de los equipos más destacados de esa época, España y Argentina. Había que pagar el precio de la preparación y desarrollar una cultura basada en valores y respetar la forma en que el mundo jugaba”.

Para transformarse, tenían que cambiar la forma en que abordaban el juego. El diagnóstico era brutal. Mala actitud, tono petulante, falta de respeto a los rivales, ningún esfuerzo por adaptarse a un basquetbol distinto, nula química de equipo. Estados Unidos jugaba en forma individual, sin respuestas colectivas en ataque y sin sistemas defensivos más allá de la presión por puro físico. En palabras de Krzyzewski:

“Los equipos internacionales nos ganaron o casi nos ganaron. Así que lo principal que aprendimos fue que en lugar de pensar que ellos deberían jugar nuestro juego, tuvimos que cambiar nosotros”.

La transformación no fue tan fácil. En el Mundial de Japón 2006, perdieron frente a Grecia en las semifinales. Sin embargo, a pesar de la caída, seguían confiando en el proyecto. Krzyzewski señaló en Sports Ilustrated:

“Fue una derrota que nos puso en una posición de realidad. Aprendimos de ello. Eran mayores. Conocían mejor su juego. Así que reflexionamos sobre todo lo que hicimos. Asumes la responsabilidad de lo que has hecho, pero también asumes la responsabilidad de lo que harás como resultado de lo que aprendes”.

El equipo tuvo el mérito de seguir confiando en el proceso. Pero tenían que hacer ajustes mayores. Tenían que incorporar más experiencia y disciplina. Sumaron a Kobe Bryant al equipo. Con estos cambios en el preolímpico de Las Vegas 2007 Estados Unidos arrasó. Weinbach comenta:

“Kobe era menos conocido para muchos de sus compañeros de equipo. El modelo que estableció fue la ética de trabajo. Fue un ejemplo innegable. Y simplemente desencadenó una cultura completamente diferente”.

En la final de Pekín 2008 Estados Unidos enfrentó a España. El equipo de Krzyzewski jugó con determinación, agresividad y muchísimo respeto ante un rival que lo trató de tú a tú. La selección española salió sin miedo, con tanta intensidad y convicción que pronto dejó claro a su rival que no se rendiría nunca. España llevó al límite de las capacidades a uno de los mejores equipos de Estados Unidos. España no solo rozó la victoria, sino que lo hizo ante un rival que jugó a su mejor nivel. La selección española perdió 118-107. Sin dudas, fue una de las mejores finales olímpicas de básquetbol de toda la historia. El entrenador del equipo español dijo antes del encuentro:

“No sé si tendremos el uno, el once o el cuarenta y tantos por ciento. Pero tenemos nuestras opciones”.

El compromiso y la hermandad demostrados por estas personas con sus equipos y entre ellos son el resultado de la continuidad, el compromiso y el talento. Este fenómeno, presente en numerosos equipos, se basa en cultivar una profunda identificación con una causa y valores compartidos, más allá de simplemente vestir una camiseta. Según Weinbach, el ´Redeem Team´ ejemplifica lecciones fundamentales para formar y gestionar equipos de alto rendimiento en distintos ámbitos, que van más allá del deporte. Por ejemplo:

  • Adaptación y evolución constantes: Los equipos deben estar preparados para evolucionar y adaptarse a desafíos y cambios dinámicos, sin importar el ámbito de acción.
  • Liderazgo visionario y comprometido: Un liderazgo que combine visión, compromiso y respeto es esencial para establecer una dirección clara, inspirando y motivando al equipo hacia objetivos comunes.
  • Cultura de equipo: La creación de una cultura que valore el respeto mutuo, la colaboración y el trabajo en equipo es crucial para el éxito en cualquier organización.
  • Compromiso y dedicación individual: La dedicación y el compromiso inquebrantable de cada miembro son esenciales para alcanzar niveles superiores de desempeño.
  • Resiliencia ante la adversidad: Aprender de los fracasos, ajustar estrategias y perseverar es vital en entornos complejos y altamente competitivos.
  • Estrategia claramente definida y ejecución efectiva: Una planificación estratégica sólida y una ejecución disciplinada son fundamentales para el éxito del equipo.
  • Diversidad y complementariedad: La sinergia resultante de la combinación de diversas habilidades y talentos es clave para alcanzar un rendimiento excepcional.

Estas lecciones, aplicables desde el deporte hasta el ámbito empresarial, resaltan que los logros de un equipo son el resultado de un proceso continuo que implica aprendizaje, adaptación y un compromiso colectivo, donde las personas son el elemento central. El básquetbol, en su esencia, es una metáfora de la vida misma, donde el trabajo en equipo, la pasión y la perseverancia son fundamentales para superar obstáculos y alcanzar la excelencia. Sus historias muestran que, con la combinación adecuada de talento, sinergia y valores compartidos, se pueden superar desafíos y alcanzar objetivos que parecen inalcanzables, dejando una huella imborrable tanto en los jugadores como en sus seguidores.

Krzyzewski, recordando los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, describe una escena emblemática: el equipo estadounidense, concentrado y mentalizado, se preparaba para enfrentar a Argentina. Mientras tanto, el equipo argentino, a pocos metros de distancia, estaban bailando y abrazándose. Krzyzewski comenta:

“Fue increíble. Recuerdo salir a la cancha con uno de los asistentes, y decirle: Olvídate del informe de exploración. Eso es lo que tenemos que lograr”.

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