adaptación

Un espíritu raro

Walter Isaacson, en su libro Leonardo Da Vinci, cuenta que Leonardo quería saber todo lo que se podía saber, y registró en más de 7.200 páginas, interrogantes, ideas y descubrimientos.En sus cuadernos aparecen dibujados rizos de cabello, remolinos de agua y turbulencias de aire, junto a notas en las que intenta explicar los fundamentos matemáticos de esas espirales. En cierta ocasión, Leonardo, luego de haber trabajado en un problema matemático toda la noche, garabateó una de las anotaciones solemnes que reservaba para lo que consideraba sus grandes logros:

En la noche de San Andrés encontré la solución final de la cuadratura del círculo cuando ya se terminaban la vela, la noche y el papel en el que escribía.

Según Isaacson, el papel es la mejor tecnología jamás inventada. Luego que exploró y analizó los cuadernos de Leonardo, destacó el hábito de escribir un diario en papel. En sus palabras:

Tome notas, en papel. Quinientos años después, los cuadernos de Leonardo nos sorprenden e inspiran. Dentro de cincuenta años, nuestras propias libretas, si cumplimos el objetivo de comenzar a escribir en ellas, estarán a mano para asombro e inspiración de nuestros nietos, a diferencia de nuestros tuits y comentarios en Facebook. Ábrase al misterio. No todo debe tener líneas definidas.

El filósofo Brand Blanshard también estaba cautivado por las inquietudes, reflexiones y notas que había puesto por escrito en su diario un hombre hace casi 2.000 años. Eran las meditaciones personales del emperador Marco Aurelio. En su libro Four Reasonable Men Blanshard escribe:

Pocos se preocupan ahora por las marchas y contramarchas de los comandantes romanos. A lo que se han aferrado los siglos es al cuaderno de pensamientos de un hombre cuya vida real era en gran parte desconocida y que anotó en la penumbra de la medianoche no los acontecimientos del día o los planes del día siguiente, sino algo de interés mucho más permanente, los ideales y aspiraciones por las que vivía un espíritu raro.

Marco Aurelio ocupa una posición única en la historia romana como el último de los cinco buenos emperadores. Su reinado, representa un brillante ejemplo de liderazgo sabio y virtuoso que en los siglos posteriores ha sido muy difícil de replicar. Marco Aurelio, nació en Roma el 26 de abril del año 121 d.C, en el seno de una familia noble. El historiador romano Dion Casio, afirma que el emperador Adriano, conoció a Marco Aurelio cuando era un niño y se encariñó con él, viéndolo como un sucesor potencial. Escribió:

Porque ya estaba dando indicios de una fuerza de carácter excepcional.

Siendo un niño Marco Aurelio recibió del emperador Adriano el nombre de Verissimo, jugando con la palabra latina verdadero. Donald Robertson en su artículo Why is Marcus Aurelius Called Verissimus? Escribe:

Quizás el joven Marco dijo algo notablemente veraz y honesto en presencia del emperador. Sin embargo, también puede significar “más apropiado”, por lo que podría ser, dado el contexto, que Adriano estaba insinuando que veía a Marco como el más adecuado sucesor al trono.

En la edad adulta el nombre Verissimo se asoció estrechamente con el carácter de Marco Aurelio, ya que era conocido por ser marcadamente veraz y amante de la verdad. La Historia Augusta dice:

No aceptaba fácilmente la versión de los que eran partidarios de cualquier asunto, pero siempre buscaba larga y cuidadosamente la verdad.

Marco Aurelio, desde su juventud abrazó y practicó la filosofía estoica. Grandes y destacados maestros lo instruyeron para su futuro cargo. A la edad de cuarenta años, fue nombrado César. Logró introducir notables reformas e innovaciones en la administración pública, instituyendo reformas legislativas, como el reconocimiento del derecho natural en el ámbito hereditario, el mejoramiento de las condiciones de los esclavos, la creación de fundaciones a favor de la infancia, etc. Sorprendentemente, durante su reinado tuvo que hacer frente a toda clase de calamidades. Terremotos, pestes, inundaciones, hambrunas, traiciones, muerte de sus hijos, invasiones y guerras. De los diecinueve años de su reinado, diecisiete estuvieron empeñados en un inmenso esfuerzo para preservar el imperio. Este emperador con alma de filósofo y voluntad inquebrantable era el más adecuado para manejar el caótico contexto que enfrentaba Roma.

Durante la guerra contra los bárbaros, y como ejercicio de la práctica estoica de hacer un balance al final del día, Marco Aurelio escribió Meditaciones. Estos escritos nunca tuvieron la intención de ser publicadas. Era un medio que Marco Aurelio encontró como forma de auto exhortación, para entablar un diálogo consigo mismo y reflexionar sobre sus pensamientos, acciones y emociones en el contexto de sus campañas militares y creencias estoicas. Se trata de una serie de aforismos escritos en griego, agrupados en 12 libros, única obra completa que se conserva de él. No son recomendaciones teóricas, ni consejos para terceros, sino vivencias profundas de su filosofía, reflexiones sobre sus experiencias y consejos para el mismo. La forma en que se escribía es muy personal, por ejemplo:

Cuando te despiertes por la mañana, dite a ti mismo: las personas con las que trataré hoy serán entrometidas, desagradecidas, arrogantes, deshonestas, celosas y hoscas. Son así porque no pueden distinguir el bien del mal.

Este notable registro ofrece un vistazo excepcional a la mente de uno de los gobernantes más atípicos e ilustrados de la historia. Los pensamientos escritos por Marco Aurelio en sus momentos privados le servían como un desahogo de sus luchas internas, y también como un registro de lecciones aprendidas en su búsqueda continua de cultivar una comprensión más profunda de sí mismo y refinar sus pensamientos, emociones y acciones de acuerdo con sus principios.

En sus palabras nos encontramos no solo con el emperador filósofo, sino también con el ser humano universal, lidiando con las preguntas eternas de la existencia y esforzándose, como todos nosotros, por dar sentido a esta vida fugaz y frágil. De los muchos temas sobre los que reflexiona el emperador-filósofo, Donald Robertson, autor de How to Think Like a Roman Emperor, identifica tres temas centrales que destacan en la comprensión y práctica de la filosofía de Marco Aurelio:

  1. El objetivo de la vida es vivir virtuosamente: La filosofía estoica es una filosofía ética. El núcleo del estoicismo es su enseñanza de que la virtud es el único bien verdadero. Primero tenemos que manejar nuestros deseos y emociones, antes de poder razonar claramente sobre el objetivo de la vida. La meta de la vida, según los estoicos, es que alcancemos nuestro verdadero potencial, como seres racionales, viviendo consistentemente de acuerdo con la sabiduría y la virtud. Las virtudes son rasgos de carácter. Los estoicos reconocían la existencia de cuatro virtudes, las llamadas virtudes cardinales:
  • Sabiduría: Ser capaces de discernir lo correcto de lo incorrecto y de elegir acciones que promuevan el bienestar propio y de los demás.
  • Coraje: Ser capaces de enfrentar el miedo, el peligro y las dificultades con determinación y valentía. Hacer lo correcto, tanto física como moralmente, en cualquier circunstancia.
  • Justicia: Tratar a todos los seres humanos con equidad, imparcialidad y respeto. Implica dar a cada persona lo que le corresponde.
  • Templanza: Ejercer la moderación y el autocontrol en todas las esferas de la vida. Implica el control de los apetitos y la búsqueda del equilibrio.

Marco Aurelio, se recordaba constantemente en Meditaciones que debía evitar las distracciones y centrar su atención en llevar una vida virtuosa. Por ejemplo, reflexiona que la riqueza, en sí misma, no es ni buena ni mala, sino que lo que importa es el uso que hacemos de ella, que puede ser necio o sabio, vicioso o virtuoso. Simplemente es un medio para un fin, en lugar de algo bueno en sí mismo. Los estoicos creían que la mayoría de nuestros problemas son causados por confundir estas ventajas externas con nuestro verdadero objetivo. Marco Aurelio reflexionaba antes, en cada acción que emprendía. Escribió:

En cada ocasión un hombre debe preguntarse: “¿Es esta una de las cosas innecesarias?” Ahora bien, un hombre debe eliminar no solo los actos innecesarios, sino también los pensamientos innecesarios, porque así los actos superfluos no seguirán después.

  1. Dicotomía del control: Epicteto fue el maestro estoico romano más influyente, y es frecuentemente citado por Marco Aurelio en Meditaciones. En la primera frase del Enquiridion, Epicteto dice:

Algunas cosas dependen de nosotros y otras no.

Aunque esto parece obvio, la naturaleza humana nos predispone a intentar controlarlo todo. Los filósofos estoicos estaban claros que no podemos controlar la vida. Que no podemos controlar el mundo. El mundo es inmenso, rebelde y se ocupa constantemente de recordárnoslo. Sin embargo, la forma en que interpretamos lo que nos ocurre, y las pasiones que experimentamos afectan nuestra calidad de vida. Los estoicos nos instan a ver el destino ni como bueno ni como malo. El destino sucede, eso es todo. Alcanzar este estado de indiferencia es el mayor desafío para nuestra sabiduría. Pero es una batalla que vale la pena dar, porque en ella nos jugamos la felicidad misma. Crisipo vivió entre 280 y 207 a.C. y antes de dedicarse a la filosofía se entrenó como corredor de larga distancia. Una sola metáfora suya, aclara el enfoque estoico frente al destino:

Cuando un perro está atado a un carro, si quiere seguirlo, es arrastrado y lo sigue, haciendo coincidir su acto espontáneo con la necesidad. Pero si no quiere seguirlo, será obligado en todo caso, a hacerlo. Lo mismo sucede con los hombres. Aunque no quieran seguir, se verán forzados a seguir lo que les esté destinado.

En esta metáfora estoica, el perro no tiene elección porque está atado al carro, el carro es mucho más grande que el perro, por lo que, si el carro se mueve, el perro se moverá por las buenas o por las malas. Puede haber una ilusión de libertad para el perro, pero no es lo mismo ilusión con realidad. El perro no puede evitar estar atado al carro, la cuerda es simplemente su destino, es la situación en que se encuentra. El mundo como el carro comienza a moverse y el perro tiene dos opciones: puede luchar contra la cuerda y el carro, tirando, siendo arrastrado, gritando y luchando; o puede trotar alegremente junto al carro donde sea que vaya. El perro va adónde va el carro. No hay forma de evitar eso. La única opción es si va de buena gana y, por lo tanto, se hace la vida más fácil y el instante más agradable, o bien se deja arrastrar peleando, mordiendo y tirando con todas sus fuerzas todo el camino. Marco Aurelio, resumió la actitud estoica hacia la vida y el destino en un pasaje notable:

Acepta las cosas a las que el destino te ata y ama a las personas con las que el destino te une, pero hazlo con todo tu corazón.

  1. Vista desde arriba: Esta es una de las prácticas contemplativas más sorprendentes de Marco Aurelio. Alude a que debemos mirar también las cosas que ocurren como si las viéramos desde un lugar alto, elevarnos, tomar distancia y perspectiva. Tomar distancia de lo que ocurre tiende a diluir la intensidad de nuestras emociones y aumenta nuestra capacidad de ver las cosas desde una perspectiva más amplia, lo que generalmente conduce a una mejor resolución de problemas y un mejor afrontamiento. El simple hecho de tener en cuenta la famosa máxima de Epicteto de que no son las cosas las que nos molestan, sino nuestras opiniones sobre ellas, puede ser suficiente para ayudarnos a crear distancia entre nuestros pensamientos y los acontecimientos que ocurren. Marco Aurelio se refiere muchas veces a la separación de pensamientos y eventos. Epicteto aconsejaba:

Inmediatamente después, practique diciendo a cada apariencia preocupante: “Eres solo una impresión [o pensamiento], y no eres en absoluto lo que dices representar”.

Para los estoicos la verdad consiste en la imagen completa. Marco Aurelio, se lo recordaba para mantener un sentido saludable de distancia y flexibilidad hacia los eventos externos:

Si alguna cosa externa te aflige, no es la cosa lo que te perturba, sino tu propio juicio al respecto. Y está en tu poder borrar este juicio ahora.

Estos tres temas centrales junto con otros complementarios forman la base filosófica que Marco Aurelio reflexionó en sus Meditaciones. El emperador forjó un camino de crecimiento personal y autotransformación, encarnando las virtudes eternas. Así, Marco Aurelio se apropió completamente de su apodo de infancia; Verissimo, lo que se convirtió en sinónimo de su vida. Escribió:

Si te aferras a esto, sin esperar nada, sin temer nada, pero satisfecho con tu actividad actual de acuerdo con la naturaleza, y con una verdad heroica en cada palabra y sonido que pronuncias, vivirás felizmente. Y no hay hombre que sea capaz de impedir esto.

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