adaptación

Pensamiento dialéctico

M.C. Escher’s “Drawing Hands,” 1948. Collection of Experience in Visual Arts, Cordon Art B.V., Baarn, The Netherlands.

Jacques Monod fue un bioquímico francés, ganador del Premio Nobel por sus descubrimientos referentes al control genético de la síntesis de enzimas y virus. No solo fue un biólogo destacado, durante la Segunda Guerra Mundial, fue miembro activo de la resistencia francesa, era músico y un gran escritor. En su libro El azar y la necesidad, planteó la idea de que la vida en la tierra surgió por un accidente químico de probabilidad cero, un evento único e irrepetible. En sus palabras:

El hombre sabe por fin que está solo en la inmensidad insensible del universo, de la cual surgió solo por casualidad. Su destino no está definido en ninguna parte, ni es su deber. El reino está arriba y la oscuridad abajo; él debe elegir.

Para Monod, somos simplemente agentes químicos en un majestuoso, pero impersonal drama cósmico, un espectáculo irrelevante por no deseado. En una nota al margen de su libro, Monod destaca al biólogo finlandés Karstrom por sus investigaciones en el sistema microbiológico conocido como Sistema Lactosa. Escribió:

El científico finlandés Karstrom, que en los años treinta hizo notables contribuciones al estudio de estos fenómenos, abandonó más tarde la investigación, al parecer para convertirse en monje.

Dos biólogos brillantes observaron el mismo proceso natural de la lactosa. Monod a pesar de su ateísmo, lo reconoció como casi milagroso. Sin embargo, Karstrom, experimentó el impulso de acercarse personalmente al misterio de la vida. El término espiritualidad ha tomado muchos significados a lo largo del tiempo. La espiritualidad en forma amplia puede definirse como un sentido de conexión con algo más grande que uno mismo, y se vincula con prácticas que tienen como objetivo transformar positivamente nuestra experiencia de vida. Steve Taylor, profesor de psicología en la Universidad Leeds Beckett, en su libro Spiritual Science, sostiene que a menudo se supone que hay dos formas de interpretar el mundo: una forma científica racional y una forma religiosa irracional. Propone un tercer camino: una visión espiritual de la realidad. En sus palabras:

Tenemos que volvernos hacia el interior y explorar nuestro propio ser. Las nuevas tecnologías que contribuyen a una mayor manipulación del mundo ya no son tan importantes: es más urgente que hagamos uso de las «tecnologías espirituales» para que contribuyan a expandir nuestra conciencia y, como resultado de ello, obtener una nueva visión del mundo.

Cuando Einstein tenía casi cincuenta años, escribió un artículo titulado Physics and Reality en el que concluyó que la ciencia se basa en misterios inescrutables. Escribió:

¿Por qué el universo muestra una forma elegante y hermosa? ¿Por qué parece tener una estructura oculta que es comprensible con la teoría conceptual y las ecuaciones algebraicas? ¿De dónde vienen las leyes científicas y por qué parecen gobernar el mundo físico?

Estas preguntas llevaron a Einstein a la convicción de que las teorías y fórmulas del conocimiento científico transmiten sólo una parte de la realidad. Más allá de ellos, conjeturó, yace lo inconmensurable, lo inexplicable e incluso lo milagroso. El pensamiento dialéctico ha sido empleado por científicos, filósofos y místicos como una forma de reconciliar la tensión de los opuestos, tratar de integrar dos ideas contrastantes, en lugar de elegir una y rechazar la otra. Hegel, propuso que las ideas evolucionan a través de un proceso de interacción dialéctica. Se presenta una idea o teoría, una tesis y luego se presentan ideas opuestas, una antítesis. A medida que avanza el diálogo entre ambas posiciones, emerge una tercera solución, a través de una síntesis de orden superior que integra tanto la tesis como la antítesis. Esta síntesis se convierte en una nueva tesis, y el proceso comienza de nuevo.

El taoísmo refleja estos constantes cambios, movimientos y transitoriedad en la dialéctica del yin-yang. Robin Wang, investigó durante años para escribir su libro Yinyang: The Way of Heaven and Earth in Chinese Thought and Culture. Explica que, para el taoísmo, en el universo nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua y dinámica transformación. Cada objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él. En el símbolo yin-yang, hay un punto blanco rodeado por el negro y viceversa. Si alguien prefiere uno, tiene que experimentar el otro de todos modos. Son como dos almas que actúan como fuerzas interrelacionadas. Cada elemento moldea e influye en el otro. Están entrelazados y se afectan mutuamente. Ambos tienen la semilla del otro en su interior.

Yang está asociado con la externalidad, los objetos, el pensamiento, la dureza y la solidez. Yin está asociado con la interioridad, el sentimiento, la suavidad y el ocultamiento. Son opuestos pero complementarios, separados, pero entrelazados en un constante flujo. Encontrar plenitud y salud en la vida implica encontrar un equilibrio entre el yin y el yang. Un exceso de cualquiera de ellos causa enfermedad o disfunción en una persona o cultura. El taoísmo busca equilibrar los opuestos, evita los extremos, prefiere el punto medio. El pensamiento dialéctico implica considerar como cada idea está indisolublemente unida a su opuesto. Xinyan Jiang en su artículo Chinese Dialectical Thinking—the Yin Yang Model relata la siguiente historia tradicional china:

Érase una vez un anciano en la frontera. Un día perdió su caballo. Esto fue algo muy malo para él. Pero muy pronto, el caballo perdido volvió a casa y trajo consigo otro caballo. Esto fue muy bueno. Entonces su hijo se lesionó cuando montaba en uno de estos dos caballos. Entonces, la buena fortuna trajo la desgracia. Pero, más tarde, los jóvenes fueron llamados a ir al ejército y unirse a la guerra. Como su hijo resultó herido y no podía ser soldado, estaba a salvo. Así que la desgracia nuevamente volvió a traerle buena fortuna al anciano.

En esta historia, cada evento afortunado allana el camino para uno desafortunado, y viceversa. Entonces, lo que aparece en cualquier momento como fortuna o desgracia es una mezcla de ambas cuando se ve desde un enfoque a más largo plazo. Los dos, siendo opuestos, están entrelazados para siempre. El pensamiento dialéctico considera ideas contrastantes y trata de sintetizarlas donde sea posible, mientras honra las diferencias y tensiones entre ellas. Michael Basseches, en su libro Dialectical Thinking and Adult Development, concluye que:

El pensamiento dialéctico surge de una mayor capacidad en los adultos para cuestionar los límites en torno a un problema y combinar diferentes perspectivas para encontrar armonías más integradas en el conocimiento y la vida.

Oliver Robinson, profesor de psicología en la Universidad de Greenwich, en su libro Paths Between Head and Heart, propone un modelo dialéctico para comprender la compleja relación entre ciencia y espiritualidad. Lo denomina Modelo MODI (Multiple Overlapping Dialectics).

El lado izquierdo del modelo incluye siete características de la ciencia con la que asegura su rigor y replicabilidad. Sin embargo, la ciencia también se apoya en características del lado derecho, por ejemplo, en la imaginación e intuiciones que motivan a los científicos. La espiritualidad expresada en el lado derecho del modelo destaca el enfoque en el desarrollo personal. La espiritualidad, también toma aspectos del lado izquierdo, por ejemplo, en sus teorías generales y prácticas. Las siete polaridades tomadas en conjunto forman una imagen integrada, complementaria y unificada:

Externo – Interno: El conocimiento científico se basa en la evidencia del mundo externo reunida a través de observaciones y experimentos. Incluso en las ciencias sociales y la psicología se analizan fenómenos internos como fenómenos externos para su estudio. Por el contrario, un tema central en la espiritualidad es la vida interior y la posibilidad de vivir experiencias que no pueden ser verificadas públicamente. En palabras de Robinson:

En contraste con el apetito de la ciencia por todo lo externo, incluso en el estudio de la mente, la espiritualidad tiene un impulso más introvertido en muchas de sus actividades, con una fascinación por las profundidades de la vida interior y el modo de investigación en primera persona.

Impersonal – Personal: El conocimiento impersonal quita énfasis en el observador y su papel interpretativo. El objetivo es mantener el sujeto y el objeto separados de la experiencia. Este enfoque impersonal apunta a identificar descripciones y leyes aplicables en todos los tiempos y lugares. El enfoque espiritual, cultiva un sentido de conexión personal con la experiencia. Esto implica una interacción profunda de sujeto y objeto, de modo que se afectan mutuamente. En palabras de Robinson:

La apoteosis del encuentro impersonal es la objetividad y la verdad, mientras que la apoteosis del encuentro personal es el cariño y el amor.

Pensamiento – Sentimiento: El método científico depende del pensamiento racional y lógico para formular preguntas e hipótesis de investigación, diseñar estudios empíricos, realizar un análisis de datos y desarrollar teorías. Un valor común en la espiritualidad es la importancia de sentir para ciertos tipos de conocimiento y encontrar significado en la vida. Las intuiciones, las percepciones y las emociones profundizan la conciencia más allá del pensamiento. En palabras de Robinson:

La ciencia no tiene un entrenamiento formal en el cultivo de la intuición, por lo que es a los ejercicios espirituales a los que una persona puede recurrir para cultivar prácticas de relajación y apertura. Todos los ejercicios para desarrollar la intuición implican acallar el estruendo del pensamiento consciente.

Empírico – Trascendental: El método científico requiere adquirir datos observables. Los datos deben traducirse a alguna forma que pueda transmitirse desde el mundo exterior a nuestro cerebro. La espiritualidad explora a través de la experiencia, si existen realidades más allá de la capacidad de los sentidos. En palabras de Robinson:

Alguna vez pareció que la ciencia acabaría con lo trascendente con un universo limitado a objetos observables estructurados en el espacio y el tiempo, pero eso ya pasó. La física de las dimensiones superiores y los fenómenos cuánticos ha demostrado que el tiempo y el espacio, tal como los entendemos, se pueden trascender.

Mecanicista – Propósito: El énfasis de la ciencia en el enfoque mecanicista refleja su influencia. Este es generalmente el modo preferido de la ciencia para explicar los fenómenos. La ciencia ha tendido a evitar cuestiones de propósito y si existe algún sentido para el universo y la condición humana. La espiritualidad se ha asegurado de que tales preguntas sigan siendo temas vivos de discusión en el mundo moderno. En palabras de Robinson:

Los debates sobre si hay evidencia de propósito en las leyes de la naturaleza, en la evolución o en el desarrollo biológico, conducen a algunas de las disputas más acaloradas de la ciencia. [Sin embargo]; existen misterios persistentes en el mundo natural que justifican la consideración crítica de si la naturaleza es inherentemente intencional y mecanicista.

Verbal – Inefable: La ciencia depende en última instancia y siempre del poder del lenguaje para transmitir conocimientos sobre el mundo. Los místicos, han sostenido que el lenguaje es limitado y que las experiencias humanas más profundas se encuentran más allá del lenguaje, son inefables. En palabras de Robinson:

Las prácticas espirituales a menudo se centran en llevar la mente más allá del lenguaje y el pensamiento verbalizado, cultivando el silencio o formas de representar la realidad sin palabras, por ejemplo, a través de la meditación, el arte y la música.

Explicación – Contemplación: La explicación busca encontrar las causas de un fenómeno, identificar una ley o principio lógico-matemático que lo explique. La contemplación implica la atención sostenida hacia un objeto o imagen y sumergirse completamente en la experiencia, observar, estar presente, no intentar explicarlo. En palabras de Robinson:

Hacer ciencia es estar inmerso en los rigores mentales de la explicación y en averiguar por qué y cómo suceden las cosas en el presente como resultado de mecanismos ocultos o de causas en el pasado. [..] La espiritualidad, como contrapunto y contraste natural de la ciencia, explora métodos de contemplación que evitan activamente la explicación y, por lo tanto, llevan la atención completamente al presente concreto y la experiencia.

La ciencia y la espiritualidad son expresiones de dos formas fundamentales del conocimiento humano y de la experiencia humana. Cuando la ciencia se separa de las aptitudes y prácticas espirituales puede volverse mecanicista, racionalista y arrogante. Por el contrario, cuando la espiritualidad se aleja de los valores de la ciencia, puede volverse simplista, incoherente y crédula. En una entrevista publicada en el libro Glimpses of the Great Einstein, señaló:

Spinoza es el más grande de los filósofos modernos, porque es el primer filósofo que trata el alma y el cuerpo como una sola cosa, no como dos cosas separadas.

Una de las tesis que hacen al pensamiento de Spinoza tan peculiar es la conocida como doctrina del paralelismo. En el segundo libro de la Ética, escribió:

El orden y conexión de las cosas es el mismo que el orden y conexión de las ideas. […] Un círculo existente en la naturaleza, y la idea de ese círculo existente, que también es en Dios, son una sola y misma cosa, que se explica por medio de atributos distintos.

Para Spinoza, el círculo y la idea del círculo son lo mismo, pero expresados en lenguajes diferentes. Ambos enfoques funcionan mejor cuando cooperan. Einstein cuando se sentía bloqueado en un problema científico, tocaba el piano o el violín, el arte estimulaba su creatividad para hacer ciencia. Comentó:

La teoría de la relatividad se me ocurrió por intuición, y la música fue la fuerza impulsora detrás de esa intuición. […] Mi nuevo descubrimiento es el resultado de la percepción musical. … Veo mi vida en términos de música.

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