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Un poco más de cien años después de la muerte de Sócrates, un joven comerciante fenicio de 22 años, llamado Zenón de Citio, transportaba un gran cargamento de tinte púrpura a través del Mediterráneo, para comercializarlo en Grecia.

El producto se obtenía de un crustáceo marino, que era fermentado y disecado, para luego extraer a mano unos pocos gramos del caro tinte, que era utilizado para teñir las túnicas de emperadores y reyes. Sin embargo, el barco quedó atrapado en una violenta tormenta, y naufragó. Zenón apenas pudo salir con vida y fue arrastrado a la costa de Pireo, para observar cómo sus sueños de fortuna se hundían.

Donald Robertson en How to Think Like a Roman Emperor: The Stoic Philosophy of Marcus Aurelius, relata que Zenón lo perdió todo en el naufragio. Devastado y sin dinero, viajó a Atenas, donde terminó viviendo como un mendigo. En busca de guía para su vida, consultó al Oráculo de Delfos y la sacerdotisa de Apolo le aconsejó que debía tomar el color no de crustáceos muertos, sino de hombres muertos.

Confundido con este consejo, Zenón volvió a Atenas y colapsó en un puesto de venta de libros. Por azar, leyó Memorables, de Jenofonte, en que Sócrates argumentaba que virtudes como la justicia, la fortaleza y la templanza eran formas de sabiduría que todos tenían el potencial de aprender.

Estas palabras remecieron a Zenón, y entendió a qué se refería el Oráculo cuando le aconsejó que debía tomar el color de hombres muertos, es decir, aprender de las enseñanzas de hombres sabios de generaciones previas. Zenón preguntó al librero dónde podía encontrar maestros que enseñaran sobre el tema del libro. Coincidentemente, pasaba por el lugar el filósofo cínico Crates de Tebas y el vendedor lo señaló, diciendo “siga a ese hombre”. Zenón se convirtió en discípulo de Crates y luego de dos décadas de estudiar filosofía, fundó la escuela estoica frente al ágora, en un lugar conocido como stoa poikile.

En How To Live A Good Life: A Guide to Choosing Your Personal Philosophy, Massimo Pigliucci, Skye Cleary y Daniel Kaufman, indican que una filosofía de vida, está conformada por una metafísica, es decir, una explicación de cómo funciona el mundo; una ética, es decir, un relato de cómo debemos vivir en el mundo y un conjunto de prácticas. Si el relato incluye entidades trascendentales, dioses, etc., lo llamamos religión; si no, tenemos una filosofía.

Zenón se consideraba como un paciente en un hospital, que describía el progreso de su tratamiento a otros enfermos. Decía que había llegado a valorar la sabiduría más que la riqueza o la reputación, y que “mi viaje más lucrativo comenzó el día en que naufragué y perdí toda mi fortuna”.

Massimo Pigliucci en How to Be a Stoic: Using Ancient Philosophy to Live a Modern Life, señala que casi todos los estoicos antiguos tenían mentores vivos o muertos. El primer mentor vivo de Zenón fue Crates de Tebas y su mentor espiritual fue Sócrates.

En Aprendiendo de los mejores, Francisco Alcaide indica que lo que necesitamos para navegar las agitadas aguas de la vida, están en tres sitios: libros, experiencias incómodas y personas que ya han llegado donde tú quieres llegar.

El término “mentor” proviene de la Odisea de Homero. Atenea, la diosa de la sabiduría y la virtud, se disfrazó como un amigo de Odiseo llamado Mentor, quien acompañó y alentó al héroe en la victoria de la batalla final.

En el budismo, los textos tradicionales aconsejan pasar hasta 12 años considerando cuidadosamente si un maestro es el adecuado. No es que animen a ser indeciso y postergar el tema; más bien, este número subraya la importancia de elegir con cuidado a un maestro.

Dudjom Rinpoche señala:

Los seres ordinarios e infantiles son incapaces de avanzar ni siquiera vagamente en el camino perfecto por la fuerza de sus propias mentes, por lo que primero necesitan examinar y luego seguir a un maestro calificado […] guías expertos y experimentados para viajeros inexpertos que emprenden un viaje, poderosos escoltas para aquellos que viajan a lugares peligrosos, barqueros que dirigen el bote para las personas que cruzan un río. Sin ellos nada es posible.

El mentor es visto como un modelo de actitudes y de comportamientos. Si podemos encontrar alguien así que nos acompañe e inspire en nuestro camino de vida ¡genial!, pero la mayoría de nosotros tendremos que buscar otras estrategias para reclutar mentores. Un camino es crear nuestro propio equipo de mentores.

Nuestros mentores pueden ser personas que conocemos, un amigo, colega o familiar, un personaje actual, histórico o ficticio. Referentes en áreas empresariales, liderazgo, familia, deporte, política, finanzas, espiritualidad, ciencia, etc. El tema y la selección del mentor es personal, lo relevante es que los mentores elegidos evoquen nuestros objetivos, virtudes y valores más profundos, y su ejemplo nos inspire a sacar lo mejor de nosotros mismos. Como dice William Arthur Ward:

El profesor mediocre habla. El buen maestro explica. El maestro superior demuestra. El gran maestro inspira.

Construir nuestro propio equipo de mentores, es una forma útil de lidiar con los desafíos diarios. Reflexionar sobre ¿qué harían ellos en mis circunstancias?, y considerar en qué grado somos capaces de hacer lo mismo al emular sus fortalezas y virtudes.

El dramaturgo Ben Johnson señalaba:

Muy pocos hombres son sabios por su propio consejo o se han instruido siendo sus propios maestros, porque aquel que sólo ha sido autodidacta ha tenido a un tonto por maestro.

La historia de Zenón comienza cuando recibe el enigmático consejo de “tomar el color de hombres muertos” mediante el estudio de la sabiduría de generaciones previas, hombres sabios por sus principios, y considerar lo que estos hombres evitaron y lo que persiguieron en vida. En Meditaciones Marco Aurelio, nombra a su equipo de mentores: Pitágoras, Heráclito, Sócrates, el cínico Diógenes, Crisipo y Epicteto, notable panteón.

Los mentores son esas personas que con su vida y ejemplo personal nos inspiran a ir más allá de dudas y miedos, hacen visibles nuestros puntos fuertes y débiles, y nos muestran acciones y prácticas precisas para mejorar continuamente. Los maestros no enseñan lo que saben, los maestros muestran lo que son.

¿Quiénes conforman tu equipo personal de mentores?

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