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Herramientas

Poco más de cien años tras la muerte de Sócrates, un joven comerciante fenicio de 22 años, llamado Zenón de Citio, transportaba por el Mediterráneo un gran cargamento de tinte púrpura para vender en Grecia. El producto se extraía de un crustáceo marino, que primero debía ser fermentado y disecado, para luego sacar a mano unos pocos gramos del valioso pigmento que servía para teñir las túnicas de emperadores y reyes. Lamentablemente, el barco quedó atrapado en una violenta tormenta, y naufragó. Zenón apenas pudo salvar con vida, fue arrastrado a la costa, dónde observó cómo sus sueños de fortuna se hundían.

Donald Robertson en How to Think Like a Roman Emperor, relata que Zenón lo perdió todo en el naufragio. Devastado y sin dinero, se fue a Atenas, donde terminó viviendo como un mendigo. En busca de una orientación para su vida, consultó al Oráculo de Delfos y la sacerdotisa de Apolo le aconsejó que no debía tomar el color de crustáceos muertos, sino el de hombres muertos.

Confundido con el consejo, Zenón en medio de su desesperación colapsó en un puesto de venta de libros. Por azar, leyó Memorables, de Jenofonte, en que Sócrates argumentaba que virtudes como la justicia, la fortaleza y la templanza eran formas de sabiduría que todos tenían el potencial de aprender. Estas palabras remecieron a Zenón, y entendió a qué se refería el Oráculo cuando le aconsejó que debía tomar el color de hombres muertos, es decir, aprender de las enseñanzas de hombres sabios de generaciones previas. Zenón preguntó al librero dónde podía encontrar maestros que enseñaran sobre el tema del libro. Coincidentemente, pasaba por el lugar el filósofo cínico Crates de Tebas, el vendedor lo señaló, diciendo siga a ese hombre. Zenón se convirtió en discípulo de Crates. Luego de estudiar con él dos décadas, fundó la escuela estoica frente al ágora, en un lugar conocido como stoa poikile.

Zenón se consideraba como un paciente en un hospital, que describía el progreso de su tratamiento a otros enfermos. Decía que había llegado a valorar la sabiduría más que la riqueza o la reputación, y que:

Mi viaje más lucrativo comenzó el día en que naufragué y perdí toda mi fortuna.

El actor y director Jonah Hill, previo al debut de su nueva película, el documental de Netflix, Stutz, cuyo tema es su psicoterapeuta que, como dice Hill: “cambió mi vida”, escribió en una carta abierta publicada en Deadline:

A través de este viaje de autodescubrimiento dentro de la película, he llegado a la conclusión de que he pasado casi 20 años experimentando ataques de pánico, que se ven exacerbados por las apariciones en los medios y los eventos públicos.

Phil Stutz, es un psiquiatra poco convencional, que coescribió con Barry Michels, dos libros: el primero The Tools y luego Coming Alive, en que comparten las técnicas que enseñan a sus pacientes. En 2017, el hermano mayor de Hill murió repentinamente de una embolia pulmonar. Hill, comenzó ese año a tratarse con Stutz, e indicó que el propósito de realizar el documental, era compartir las herramientas que aprendió en su proceso terapéutico. En sus palabras:

Con esta carta y con Stutz, espero que sea más normal que las personas hablen sobre sus problemas mentales. Para que puedan tomar medidas para sentirse mejor y para que las personas en sus vidas puedan entender sus dificultades con mayor claridad.

En el documental, Stutz, de 75 años habla de su vida, de su actual lucha con el Parkinson, sus padres, así como sobre la muerte de su hermano de tres años cuando él tenía nueve. Hill cuenta también partes de su propia historia, sus problemas de autoestima y la muerte repentina de su hermano. La conversación fluye no muy diferente como la de un profesor con un estudiante de posgrado. Evidentemente Stutz no es un terapeuta tradicional. En lugar de preguntar y escuchar, ofrece Herramientas con ilustraciones dibujadas a mano, para transmitir conceptos psicoterapéuticos complejos. El propósito es que sus pacientes las ocupen cuando las necesitan. En el libro The Tools, explica:

Ningún cambio de actitud conseguirá que dejes de gritar, porque las actitudes no pueden controlar la conducta; no son lo bastante fuertes. Para controlar la conducta se necesita un procedimiento específico que se use en momentos específicos para luchar contra problemas específicos. Eso son las herramientas.

Una herramienta requiere que actuemos. Realizar una acción que tiene que hacerse una y otra vez, cada vez que detectamos una conducta tóxica. Una cosa es entender conceptualmente algo, eso es bueno, pero inútil a menos que se ponga en práctica. La actitud es importante, pero es insuficiente. La actitud, no significa nada a menos que venga acompañada de un cambio de comportamiento. La forma más efectiva de cambiar un comportamiento es con una herramienta de apoyo. Según Stutz, las herramientas están destinadas a cambiar nuestros hábitos, convirtiendo las experiencias desagradables en oportunidades y los problemas cotidianos en posibilidades. Necesitamos tomar acción consistentemente si queremos ver un cambio en nuestras vidas. En su libro Coming Alive, escribe:

Las herramientas son prácticas, técnicas simples que cierran la brecha entre el conocimiento y la acción. Su uso a lo largo del tiempo permite desarrollar tu potencial. Usas una herramienta cada vez que te encuentras atascado; te ayudan a desbloquear tu potencial.

Al igual que los maestros estoicos y budistas, Stutz afirma que hay tres aspectos de la realidad inevitables, que debemos aceptar. Esos tres aspectos son el dolor, la incertidumbre y el trabajo constante. En palabras de Stutz:

No importa cuán exitoso seas, nadie está libre de ellos. Ninguno. Y enloquece a la gente porque alguien dirá que hice todo lo posible, lo logré, y todavía estoy deprimido, todavía estoy inseguro. Me despierto por la mañana y me siento como una mierda. ¿Por qué no estoy exonerado de estas cosas? La respuesta es, porque eres humano.

Para Stutz, debemos armar el proceso para lidiar con estos tres aspectos inevitables de la vida. Crear algo nuevo frente a la adversidad. Este es el propósito de las herramientas.

  1. Fuerza vital: El primer paso es conectar con lo que nos apasiona. A esta herramienta Stutz la denomina pirámide de la fuerza vital. Refiere a la relación que establecemos con tres aspectos fundamentales de nuestra vida:
  • Nuestro cuerpo: incluye tres áreas clave el sueño, la dieta y el estado físico.
  • Las personas: trata sobre la conexión, la comunidad y las relaciones. El giro es que tenemos que tomar la iniciativa para llegar a la gente, independientemente de lo interesante que sea o no la persona.
  • Nosotros mismos: Se trata de establecer una conexión con nuestro inconsciente. Stutz, recomienda escribir. Simplemente escribir en forma diaria todo lo que se nos viene a la mente.

Cuando estamos perdidos, trabajar en la pirámide de la fuerza vital hace que todos los demás aspectos de nuestra vida se ordenen. Stutz aconseja:

Cuando no sabemos a dónde vamos o en qué ocuparnos, siempre tenemos nuestra fuerza vital.

  1. Parte X: La fuerza vital hace que nos sintamos vivos, pero tenemos un villano, nuestra Parte X. Es una fuerza invisible que nos impide cambiar. Es el aspecto de nosotros mismos que se encarga de sabotear nuestros mejores esfuerzos. Se encarga de recordarnos nuestras limitaciones, las trabas, los fracasos. Refuerza la idea que no podemos cambiar. Stutz revela que su Parte X está íntimamente relacionada al cuestionamiento que el mismo se hace sobre el valor de sus ideas, su filosofía, el real aporte que hace. En sus palabras:

La Parte X es la voz de la imposibilidad. Que eres insuficiente. Te dirá que es imposible hacer todo lo que sea que quieras hacer.

  1. Collar de perlas: La clave para vencer a la Parte X, y su pesimismo, es hacer algo, cualquier cosa todos los días. Incluso con defectos. Stutz, lo representa como un collar de perlas, en que cada perla representa una acción, que sin importar cuan grande o pequeña sea, ni cuan perfecta, se hace constantemente. Las perlas tienen un tamaño similar, nos recuerdan que cada acción tiene el mismo valor. En la ilustración de Stutz, cada perla diaria tiene un poco de mierda también. Es un collar imperfecto. Pero su valor, es la constancia, la cadencia, el ritmo, nuestros hábitos. En sus palabras:

Pondré la próxima perla en el collar. La verdadera confianza es vivir con incertidumbre y seguir adelante.

  1. La sombra: Si queremos progresar, tarde o temprano tenemos que enfrentarnos con nuestra sombra, esa parte de nosotros que nos avergüenza. Esa parte de nosotros que más despreciamos y que preferimos esconder del mundo. La idea es iluminar nuestra sombra, sacarla a la luz, evidenciarla. Integrar en nuestra vida esos aspectos que no nos gustan de nosotros mismos. Stutz recomienda hablar con nuestra sombra, visualizarla, trabajar en su favor y no en contra. En sus palabras:

Debemos prestarle atención a nuestra sombra, incluirla en nuestra vida, integrarla. Estar en armonía con ella.

  1. La foto perfecta: Todos buscamos esa experiencia perfecta: familia perfecta, trabajo perfecto, vacaciones perfectas. Pensar de esta manera es como mirar fotos en redes sociales: hermosas, pero no reales. Son ilusiones, no hay movimiento ni profundidad. La práctica consiste en aceptar que la vida no es una foto perfecta. La aceptación radical es la clave. En sus palabras:

El dolor nunca desaparecerá. La incertidumbre nunca desaparecerá y no podemos huir del trabajo constante. Todos tenemos que vivir así pase lo que pase. La vida no es una foto estática.

  1. El laberinto: Stutz, explica que podemos quedar atrapados en el pasado. Atascado por rechazos, abandonos, humillaciones, traiciones e injusticias. Solo en un movimiento hacia adelante podemos salir de nuestro propio laberinto. El movimiento hacia adelante ocurre cuando ponemos el amor en acción. La forma de practicarlo es cerrar los ojos y visualizar que todo el universo recibe nuestro amor. Incluso las personas que odiamos, nos desagradan o nos han hecho daño. Desearles lo mejor, un mundo entero de buenos deseos y amor. Una herramienta compleja, pero es la herramienta que permite salir del laberinto del pasado y avanzar. Como dijo Martin Luther King:

El amor es la única fuerza capaz de transformar a un enemigo en amigo.

En Aprendiendo de los mejores, Francisco Alcaide indica que lo que necesitamos para navegar las agitadas aguas de la vida, están en tres sitios: libros, experiencias incómodas y personas que ya han llegado donde tú quieres llegar. En el budismo, los textos tradicionales aconsejan pasar hasta 12 años considerando cuidadosamente si un maestro es el adecuado. No es que animen a ser indeciso y postergar el tema; más bien, este número subraya la importancia de elegir con cuidado. Dudjom Rinpoche escribe:

Los seres ordinarios e infantiles son incapaces de avanzar ni siquiera vagamente en el camino perfecto por la fuerza de sus propias mentes, por lo que primero necesitan examinar y luego seguir a un maestro calificado […] guías expertos y experimentados para viajeros inexpertos que emprenden un viaje, poderosos escoltas para aquellos que viajan a lugares peligrosos, barqueros que dirigen el bote para las personas que cruzan un río. Sin ellos nada es posible.

Un maestro es visto como un modelo de actitudes y de comportamientos. Si podemos encontrar alguien así que nos acompañe e inspire en nuestro camino de vida ¡genial!, pero la mayoría de nosotros tendremos que buscar otras estrategias. Un camino es crear nuestro propio equipo de maestros virtuales.

Nuestros maestros pueden ser personas que conocemos, un amigo, colega o familiar, un personaje actual, histórico o ficticio. Referentes en áreas empresariales, liderazgo, familia, deporte, política, finanzas, espiritualidad, ciencia, etc. El tema y la selección del maestro es personal, lo relevante es que los maestros elegidos evoquen nuestros objetivos, virtudes y valores más profundos, y su ejemplo nos inspire a sacar lo mejor de nosotros mismos. Como dice William Arthur Ward:

El profesor mediocre habla. El buen maestro explica. El maestro superior demuestra. El gran maestro inspira.

Reflexionar sobre ¿qué harían mis maestros en mis circunstancias?, y considerar en qué grado podemos ser capaces de hacer lo mismo, emulando sus fortalezas y virtudes. El dramaturgo Ben Johnson señalaba:

Muy pocos hombres son sabios por su propio consejo o se han instruido siendo sus propios maestros, porque aquel que sólo ha sido autodidacta ha tenido a un tonto por maestro.

Zenón recibió el enigmático consejo de tomar el color de hombres muertos. Entendió que consistía en aprender de maestros sabios. Su primer maestro vivo fue Crates de Tebas y su maestro espiritual fue Sócrates. Los maestros no enseñan lo que saben, los maestros muestran lo que son. El sufrimiento fue la razón por la que Phil Stutz se convirtió en terapeuta. Pero un terapeuta, cuyos métodos enfatizan la habilidad de trabajar constantemente con el dolor y la incertidumbre. En una reciente entrevista Stutz comentó:

Si alguien te está hablando sobre principios superiores y espiritualidad y no te hace reír, no está siendo honesto. La condición humana es paradójica. Y si no puedes reírte de eso, no puedes avanzar.

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