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Circunstancias

Étienne Souriau profesor de estética de la Sorbona, en Los diferentes modos de existencia, señala que un artista dialoga con una obra inacabada pero existente. Propone que todo es una obra de arte: un concepto filosófico, una empresa, una sociedad, un objeto científico, una piedra, una mesa, y evidentemente nosotros mismos, ya existimos, pero inacabados, somo obras a medio camino:

Hay que tener un alma, y para tenerla hay que hacerla.

Para Souriau, el individuo, a través de su experiencia y de un perfeccionamiento continuo, intenta aproximarse lo más posible a su propio proyecto vital, aun cuando este, a la larga, queda siempre incompleto.

El coronavirus, pone nuevamente sobre el tapete la fragilidad y la vulnerabilidad de las personas y las sociedades, evidenciando que no somos autosuficientes, sino interdependientes, a nivel local y global. Esta circunstancia inesperada ha trastocado profundamente planes y proyectos, y en general nuestros modos de existencia.

En ¿Tener o ser?,Erich Fromm, analiza los modos de existencia, que entiende como estilos de orientación relativamente estables de cómo las personas dirigen su comportamiento. La premisa de Fromm es que más allá de la infinita variedad de comportamientos humanos, el individuo manifiesta una gran coherencia en la forma en que reacciona ante sus mundos externos e internos.

Según Fromm, existen dos modos de existencia básicos que dirigen el comportamiento humano. Al primero lo denomina Ser y al segundo Tener. En su opinión, estos dos enfoques reflejan las actitudes fundamentales del ser humano, uno dirigido hacia sí mismo y el otro hacia su mundo. Estos modos de existencia determinan la forma en que pensamos, sentimos y actuamos.

En el modo de existencia Ser, Fromm agrupa la inclinación humana a desarrollarse, amar y avanzar hacia la autorrealización. Las personas en esta tendencia tienen una orientación hacia su interior. Aspiran a desarrollar su potencial oculto de diversas formas, algunas de las cuales son generales por naturaleza, como las expresiones artísticas, la vocación o las formas de pensamiento. En opinión de Fromm, para alcanzar la autorrealización, un individuo en este modo de orientación se percibe a sí mismo capaz de activar mecanismos de poder y autonomía.

El modo de existencia Tener, Fromm lo describe, como la tendencia del individuo a relacionarse con su mundo, ocupación, actividades, prácticas y relaciones con las personas de una manera caracterizada por la codicia y el control. La tendencia a la codicia, inherente a los seres humanos, está exacerbada en la actual sociedad de consumo, que incentiva adquirir tantos objetos como sea posible. El individuo adquiere cosas no sólo para obtener un disfrute directo de ellas, sino también como símbolos de estatus. Las personas orientadas al modo de existencia Tener se definen por lo que consumen, poseen y dominan.

Basado en el modelo dual propuesto por Fromm, Yaakov Rand, en Modes of Existence (MoE): To be, to have, to do- Cognitive and motivational aspects, agrega un tercer modo de existencia que denomina Hacer. Rand sostiene que las personas con esta orientación, obtienen satisfacción del proceso de la acción. Están motivados por una necesidad de cambiar el entorno, las personas o el mundo para alinearlos con sus propios objetivos, necesidades y ambiciones. Para conseguirlo, las personas orientadas al Hacer desvían una enorme cantidad de energía interior hacia el acto de fomentar la capacidad de alcanzar metas percibidas por ellos como indispensables.

Manfred Max-Neef en su propuesta Desarrollo a Escala Humana – una opción para el futuro, agrega un cuarto modo de existencia: Estar, la que refiere a las ubicaciones o entornos en el sentido de tiempos y espacios. El entorno determina parcialmente nuestra vida y nos localiza geográfica y temporalmente. Con nuestras circunstancias hay acciones, reacciones e interacciones constantes. Nuestras circunstancias tienen el poder de influenciarnos.

Las circunstancias son siempre exteriores; nuestra situación es interior. De su combinación surgen las formas de vida colectivas y las instituciones sociales. Situación y circunstancia configuran, definen y limitan nuestra vida.

Estos cuatro modos de existenciaSer, Tener, Hacer y Estar, se manifiestan simultáneamente con diferentes intensidades, dependiendo de donde ponemos nuestro foco de atención y energía. Procesamos el flujo de información de hechos, sensaciones, ideas y pensamientos que consideramos relevantes, y así modelamos nuestra visión de mundo y satisfacemos o no nuestros deseos, necesidades y aspiraciones.

Los modos de existencia no se limitan al comportamiento individual, sino que constituyen enfoques que han dirigido el desarrollo de la humanidad en su totalidad, perfilado culturas y estructuras sociales. En este contexto, la teoría económica imperante define las necesidades como infinitas e insaciables, igualando necesidades a deseos. Sin embargo, los deseos son demandas superficiales, mientras que las necesidades son más profundas.

  • Deseo: Aquello que me gustaría tener.
  • Necesidad: Aquello que debo tener.

Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn, en su propuesta de Desarrollo a Escala Humana proponen un nuevo enfoque para definir las necesidades humanas fundamentales. A diferencia de lo planteado por Maslow, sostienen que  las necesidades humanas deben ser entendidas como un sistema en el que no existen jerarquías. Los postulados de esta propuesta son:

  • El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos.
  • Las necesidades humanas fundamentales son finitas, pocas y clasificables.
  • Las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos, lo que cambia, a través del tiempo y de las culturas, es la manera o los medios utilizados para su satisfacción.

Esta propuesta combina dos criterios de desagregación: los modos de existencia Ser, Tener, Hacer y Estar; y necesidades axiológicas generales de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad y Libertad. De este cruce surge una matriz de 36 necesidades humanas fundamentales, entendidas como atributos esenciales, para los cuales proponen satisfactores, como medios para resolverlas.

Esta matriz no es normativa, es un ejemplo de tipos de satisfactores posibles. Los autores sugieren que cada persona o colectivo puede construir y llenar la suya propia, según sea su cultura, su tiempo, sus limitaciones o sus aspiraciones, su lugar y sus circunstancias.

Estamos condicionados, por nuestra situación y por nuestras circunstancias. Como señaló José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote:

Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.

Ortega nos insta a reabsorber nuestra circunstancia. Lo que consiste en interpretarla y darle un sentido, con lo cual la salvamos, salvándonos a su vez a nosotros mismos. Jorge Acevedo en La Sociedad como Proyecto, citando un comentario de Julián Marías señala:

La reabsorción de la circunstancia consiste en su humanización, en su incorporación a ese proyecto del hombre, es decir, éste se hace a sí mismo, su vida, con las cosas que le están ofrecidas, las asume proyectándoles sentido. […] El entramado del yo y su circunstancia es la vida como realidad radical.

Étienne Souriau reconocía el desafío que supone la pluralidad de nuestros modos de existencia, y de lo difícil que es modular nuestra energía para atenderlos adecuadamente a todos y simultáneamente. Sin embargo, Jared Diamond en Crisis. Cómo reaccionan los países en los momentos decisivos, propone 12 criterios para el manejo de crisis personales e incluso colectivas:

  • Reconocer que estamos en una situación de crisis.
  • Aceptar la responsabilidad personal de hacer algo.
  • Delimitar e identificar el problema. No todo está roto.
  • Obtener apoyo externo material y emocional de otros individuos y grupos.
  • Adoptar el ejemplo y modelo de otras personas que superaron problemas similares.
  • Fortalecer la confianza en uno mismo.
  • Autoevaluación honesta. Podría ser peor.
  • Experiencia de crisis anteriores. Esta también pasará.
  • Paciencia. Tolerar la incertidumbre, la ambigüedad y los fracasos de nuestros primeros intentos.
  • Flexibilidad. No hay solo un camino.
  • Fortalecer las creencias y valores fundamentales.
  • Soltar las restricciones y creencias limitadoras.

Distinguir entre deseos y necesidades, desarrollar nuestra propia matriz de necesidades, y aplicar los 12 criterios de manejo de crisis, permite expandir nuestra perspectiva y delimitar el problema, para reinterpretar las circunstancias en las que vivimos y abrirnos creativamente a opciones:

Este programa vital es el yo de cada hombre, el cual ha elegido entre diversas posibilidades de ser que en cada instante se abren. [Pero estas posibilidades] tampoco me son regaladas, sino que tengo que inventármelas, sea originalmente, sea por recepción de los demás hombres […] invento proyectos de hacer y de ser en vistas de las circunstancias.

Nuestra vida es intransferible y cada cual debe y tiene que vivir la suya por sí mismo. Somos los novelistas de nuestra propia vida y tal vez con imaginación podremos resignificar las circunstancias que nos han tocado vivir.

No todo está roto.

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