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Ubuntu

Desmond Tutu, fue el primer africano negro en ocupar el cargo de arzobispo anglicano en Sudáfrica. Reconocido en 1984 con el Premio Nobel de la Paz, era respetado mundialmente por su lucha incansable por la justicia social.

Tutu, luchó toda su vida contra el apartheid, sistema de separación racial institucionalizado en Sudáfrica desde 1948 y formalmente abolido en 1992. Luego siguió combatiendo contra sus secuelas y todo tipo de abusos. En 2017, a los 86 años de edad, salió a protestar contra el gobierno del entonces presidente Jacob Zuma. En su opinión, ningún gobierno es legítimo si no representa bien a todo su pueblo. Dijo:

Rezaremos por la caída de un gobierno que nos represente mal.

Tutu, se sumó a campañas contra el SIDA, la pobreza, el racismo, la homofobia y la transfobia. Consideraba al Dalai Lama su mejor amigo, y era implacable en su apoyo contra la ocupación china del Tíbet y de la liberación de Palestina. Su visión era la de un mundo:

En el que todos valoren la dignidad humana y nuestra interconexión.

Tutu acuñó la expresión nación del Arco Iris, para describir a Sudáfrica. Un símbolo que refleja la diversidad de una nación en la que conviven multitud de razas, culturas y religiones en un desarrollo interdependiente. Rechazaba la idea de que cualquier criterio particular fuera universalmente aplicable. En su opinión todas las interpretaciones tienen que ser contextualizadas en relación con las condiciones socioculturales. Esto incluso lo extendía a la religión. Se desmarcó abiertamente de la jerarquía eclesiástica para defender posiciones como la eutanasia y los derechos de los homosexuales. Escribió en The Washington Post en 2016:

Me he preparado para mi muerte y he dejado claro que no quiero ser mantenido vivo a cualquier costo. Espero ser tratado con compasión y que se me permita pasar a la siguiente etapa de la vida de la forma que yo elija.

Cuando su hija Mpho anunció que era gay y la Iglesia le negó el matrimonio con otra persona del mismo sexo. Tutu señaló:

¿Qué diablos pasa con las iglesias? ¿Cómo es posible luchar contra el racismo y no contra la homofobia? La orientación sexual no se elige. Los negros no elegimos ser negros; los homosexuales, tampoco. No adoraría a un Dios homófobo y así es como lo siento. Rechazaría ir a un cielo homófobo. Diría: No, lo siento, prefiero ir a otro sitio.

Luego del triunfo del Congreso Nacional Africano, Mandela solicitó a Tutu, presidir la Comisión de Verdad y Reconciliación. El objetivo era dar a quienes habían cometido abusos contra los derechos humanos la oportunidad de confesar, ofrecer una amnistía legal a quienes lo merecieran y permitir a los perpetradores reparar a sus víctimas. Tutu, abogaba por una justicia restaurativa, basada en una idea tradicional de la jurisprudencia africana, expresada en una palabra de las lenguas bantúes: Ubuntu.

Siempre he dicho que la idea y la práctica del Ubuntu es uno de los mejores regalos que África le ha hecho al mundo.

Hay muchas definiciones de lo que es Ubuntu. El concepto se explica mediante aforismos, anécdotas y proverbios. Refiere a la esencia de la humanidad. Es la raíz de una cosmovisión africana que describe como los seres humanos nos hacemos humanos. No nacemos humanos, nos convertimos en humanos en la convivencia con otros:

Una persona es una persona a través de otras personas.

Según el Ubuntu, nos definimos a través de la comunidad. Su salud es la nuestra, su felicidad es la nuestra, sus intereses son los nuestros. Si los demás están heridos o enfermos, nosotros también. El énfasis se pone en lo comunitario y no en lo individual. Existimos, a través, de las personas. El filósofo sudafricano Johann Broodryk describe el Ubuntu así:

Una exhaustiva y antigua visión africana del mundo basada en los valores profundos de la condición humana: afecto, uso compartido, respeto, compasión y virtudes asociadas, lo que garantiza una vida comunitaria humana feliz y de calidad en el espíritu de la familia.

Tal como escribió el filósofo y teólogo keniano John S. Mbiti, no estamos solos en el mundo, somos solo una pequeñísima parte de un todo mucho mayor. En sus palabras:

El individuo no existe ni puede existir solo… Debe su existencia a otras personas, tanto las contemporáneas como las de generaciones anteriores. Es simplemente parte del todo… Lo que le pase al individuo le pasa al grupo entero, y lo que le pase al grupo le pasa al individuo. El individuo solo puede decir: «Soy porque somos; y como somos, soy».

A las personas no les debemos solo cosas; les debemos también toda nuestra existencia. Pensar así, cambia completamente nuestro enfoque de la vida. Para los seguidores del Ubuntu, nuestra existencia está supeditada a la existencia de los demás. En 2006, se pidió a Mandela que definiera Ubuntu y dijo:

En el pasado, cuando éramos jóvenes, si un viajero extranjero llegaba a nuestro pueblo, no tenía que pedir comida ni agua. En cuanto llegaba, la gente le daba comida y le ayudaba. Este es un aspecto del Ubuntu.

En el funeral de Nelson Mandela, Barack Obama señaló:

Hay una palabra en Sudáfrica, Ubuntu, una palabra que captura el mayor regalo de Mandela: el reconocimiento de que todos estamos unidos en formas que son invisibles para el ojo; que hay una unidad de la humanidad; que logremos nosotros mismos compartir con otros, y cuidar a los que nos rodean.

La crisis extrema que atravesó Sudáfrica requería un plan y una política de reconciliación nacional. Era urgente que el fin del apartheid no se tradujera en un ciclo de venganza y violencia terminal. El Ubuntu ético de Tutu, y el Ubuntu político de Mandela, dieron una orientación. En última instancia:

Ubuntu era una forma de mejorar la comunidad.

Souleymane Bachir Diagne, es uno de los pensadores más originales de la actualidad. Formado entre distintas culturas, lenguas y disciplinas, nació en Senegal en la tradición del islam sufí, defendió una tesis en filosofía de las matemáticas en París y actualmente es profesor en la Universidad de Columbia en Nueva York. En su artículo Ubuntu, nite et humanisme señala:

Ubuntu es un movimiento que ahora debe continuar para luchar contra las desigualdades y promover la justicia social. Unir a la humanidad y juntos habitar la tierra, requiere cuidarla. Lo que se traduce en una experiencia humana universal, una que nos ayude a comprender y reconocer que, sí, en verdad, es a través de los demás y gracias a los demás que alcanzaremos nuestro destino común.

El uso de una palabra es lo que determina su significado particular y la convierte en un concepto. En la serie documental de Netflix The Playbook, en cada episodio un entrenador de diferentes disciplinas deportivas, muestra el enfoque que le permitió alcanzar el éxito en su campo profesional. “Doc” Rivers, entrenador en la NBA de los Boston Celtics, narra como incorporó el concepto de Ubuntu, cuando asumió la tarea de formar un equipo a partir de un grupo de estrellas. Les dijo a sus estrellas, que no podían ser exitosos como equipo hasta que cada persona jugara para los demás. Así explicó el concepto:

Ubuntu es la esencia del ser humano. Un ser humano solitario es una contradicción. Debo aprender de otros seres humanos. Una persona es una persona a través de otra persona. No puedo ser lo que podría ser, a menos que tu seas lo que podrías ser. Nunca me sentiré amenazado por ti porque seas bueno. Porque cuanto mejor seas, mejor seré.

Esta fue la forma que encontró Rivers para que cada jugador alcanzara la plenitud de su talento, y como equipo ganaran el campeonato. Fue, de hecho, una excelente aplicación práctica al lenguaje de los deportes, de la idea de alcanzar nuestra propia humanidad mientras florece nuestra humanidad compartida.

Michael Schur, en su libro How to Be Perfect: The Correct Answer to Every Moral, explica que la pandemia fue un escenario ideal para ilustrar lo disruptivo de este concepto en nuestra cultura individualista. Durante el primer año en muchos países occidentales: nadie quería llevar mascarilla.

Muchos decían que llevar mascarilla era una forma de opresión, afectaba nuestros derechos y no nos podían obligar a cumplir esa norma […] Sin embargo, para un practicante del Ubuntu, la principal función de las mascarillas no es protegernos nosotros sino más bien proteger a los demás por si estamos enfermos. Las mascarillas son encarnaciones físicas del Ubuntu.

Nuestra cultura occidental incentiva el individualismo como una forma de vida en la que todo se puede resolver desde el yo, negando al otro. Este período extraordinario de pandemia nos ha demostrado que somos interdependientes. El apartheid era una política de muros que quería hacer de cada grupo un ente aislado. La fuerza del instinto tribal nos une a aquellos que consideramos semejantes, aquellos que son como nosotros, que hablan nuestro mismo idioma, tienen la misma religión o el mismo color de piel. Buscamos semejanza, reciprocidad y confianza. Sin embargo, no podemos acceder a la humanidad expandiendo la tribu, sino dando un salto. En palabras de Bachir Diagne:

Necesitamos imaginar un futuro de solidaridad en torno a la seguridad humana y el valor de la vida. Una política de Ubuntu.

Mungi Ngomane, nieta de Desmond Tutu, en su libro Everyday Ubuntu: Living Better Together, the African Way explica que podríamos confundir Ubuntu, con la idea de trata a los demás cómo te gustaría que te tratasen, pero no, el concepto va más allá. En sus palabras:

No sólo debemos estar atentos a lo que hacemos sino a cómo lo hacemos… no es solo una forma de comportarse, sino de ser, de existir en el mundo.

La base de esta filosofía es el respeto por uno mismo y por los demás. Ser capaces de ver a los otros, incluso a los extranjeros, a los desconocidos, a los diferentes como iguales de pleno derecho. Jamás tratarlos mal o como si fueran inferiores. Cuando Desmond Tutu, cumplió 90 años, Mungi escribió el artículo The 9 Lessons My Grandfather Taught Me. Seleccionó una lección por cada década de vida de su abuelo:

  1. No te tomes demasiado en serio. Su humildad le permitía reírse de sí mismo y lo motivaba a aprender de los diferentes a él.
  2. Perdonar es difícil, pero vale la pena. Para sanar, debemos perdonar. Perdonar no es olvidar. Es recordar. Especialmente si no queremos repetir el mismo patrón.
  3. Tómate momentos para ti cada día. Se aseguraba de orar todos los días, una mini siesta o tener un tiempo tranquilo para él.
  4. No levantes la voz, mejora tu argumento. El desacuerdo no significa que tengamos derecho a infringir la seguridad y la dignidad de los demás.
  5. El humor puede ser una gracia salvadora. Usaba el humor en los días más oscuros para romper la tensión. Su humor unía, todos podían participar en la broma.
  6. Capacidad de sacrificio y solidaridad. Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor. Si un elefante tiene su pie en la cola de un ratón y tú dices que eres neutral, el ratón no apreciará tu neutralidad.
  7. Coraje y fuerza. Sobrevivió a la poliomielitis, la tuberculosis, el cáncer, el apartheid. Luchó toda su vida por la justicia y el cambio social.
  8. Verdad, reconciliación y justicia restaurativa. Desearía poder callarme, pero no puedo y no lo haré. Su vida estuvo constantemente amenazada por la convicción con la que se aferraba a sus creencias. Nunca renunció a sus ideales.

Desmond Tutu provenía de una familia pobre. Su madre era empleada doméstica y su padre profesor. En 2016, escribió en The Guardian el artículo I am sorry’ – the three hardest words to say, en que contó una historia muy personal:

Hubo tantas noches en las que yo, cuando era niño, tuve que ver impotente cómo mi padre abusaba verbal y físicamente de mi madre. Todavía puedo recordar el olor a alcohol, ver el miedo en los ojos de mi madre y sentir la desesperación sin esperanza que surge cuando vemos a las personas que amamos lastimándose mutuamente de maneras incomprensibles. No le desearía esa experiencia a nadie, especialmente a un niño. […] Si hubiera intercambiado vidas con mi padre, si hubiera experimentado el estrés y las presiones que enfrentó mi padre, si hubiera tenido que soportar las cargas que él soportaba, ¿me habría comportado como él? No sé. Ojalá hubiera sido diferente, pero no lo sé. Mi padre murió hace mucho tiempo, pero si pudiera hablar con él hoy, me gustaría decirle que lo perdoné.

La novena lección que Mungi aprendió de su abuelo y quiso compartir resume su filosofía y la escribió el mismo:

Uno con Ubuntu tiene cuidado de caminar en el mundo como alguien que reconoce el valor infinito de todos aquellos con quienes entra en contacto. Así que no es simplemente una forma de comportarse, ¡es una forma de ser!

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