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Sin barro no crece el loto

Thich Nhat Hanh, fue un monje budista, erudito, pacifista, escritor y poeta. Escribió más de cien libros y es conocido mundialmente como el padre del mindfulness. Afrontó los horrores de la guerra y emergió como un pionero espiritual fundando el movimiento del Budismo Comprometido. Murió el 22 de enero de 2022, en su país a los 95 años. En su libro Sin barro no crece el loto, escribió:

Mucha gente tiene miedo a sufrir, pero sufrir es como el barro que permite que crezca la flor de loto de la felicidad. Sin él, la flor no existiría.

Nació en 1926 en Vietnam, durante el dominio francés. Desde niño era consciente de la inestabilidad política y de la confusión que imperaba en el mundo. Se sintió atraído por el budismo, ingresando a un monasterio a los 16 años, donde comenzó su formación en la meditación zen. Pronto dominó el chino clásico y el francés, y profundizó en el estudio de los textos budistas. Como joven monje tomó el nombre Nhat Hanh, que significa: una acción. No estaba satisfecho con el enfoque del budismo tradicional. Fue uno de los primeros monjes de su generación que ingresó a la Universidad de Saigón, donde estudió literatura, filosofía, ciencias, economía e inglés. En sus palabras:

Imagina que estás meditando, y oyes caer bombas alrededor. Ninguna bomba ha caído aún sobre la sala, estás a salvo, pero dado que estás meditando, eres consciente de que caen bombas, que destruyen casas y personas alrededor tuyo. Sabes que no puedes limitarte a quedarte sentado en esa sala. Así que sales para ir a ayudar a la gente. Eso se llama meditación en acción.

Ya a los veinte años, Nhat Hanh, había fundado su propio templo, publicado varios libros y era conocido por su visión revolucionaria del budismo. Creía que los budistas tenían que participar activamente en ayudar a paliar el sufrimiento de las personas, lo que implicaba involucrarse en política. Esto fue cuando Vietnam luchaba contra Francia para poner fin al gobierno colonial, la guerra sucia, como la llamó Jean Paul Sartre. Nhat Hanh, en su libro Inside the Now: Meditations on Time, escribió:

Los muros de nuestro templo en Hue estaban acribillados de agujeros de balas, y cada día, al caer la noche, retornaba el ambiente de guerra y muerte. En todas direcciones podía oírse el sonido de los disparos y las explosiones, y las balas volaban sobre nuestro tejado. Los soldados franceses asaltaban los templos en busca de combatientes de la resistencia o comida, pidiéndonos que les entregáramos hasta el último grano de arroz.

Mataron a sus hermanos, a varios de sus amigos, a monjes y compañeros novicios, a pesar de que iban desarmados. Sin embargo, ni su fe ni su coraje decayeron:

Sabíamos que la muerte no podía hacer desaparecer el espíritu de la inspiración poética, el corazón de la espiritualidad y la mente de amor. Si aquellos que nos precedían eran derribados, los que veníamos detrás seguiríamos con su labor.

Esta guerra terminó con la derrota francesa en 1954. Entregaron las colonias de Vietnam. Sin embargo, el norte comunista y el sur anticomunista luchaban por el poder. Vietnam se dividió y arreció la violencia. En respuesta, Nhat Hanh fundó el movimiento Budismo Comprometido. Su propósito era aplicar las enseñanzas y prácticas budistas al sufrimiento causado por la guerra, la injusticia social y la opresión política. En sus palabras:

Queríamos ofrecer un nuevo tipo de budismo, un budismo que fuera una balsa para salvar al país de una desesperada situación de conflictos, división y guerra.

Junto a sus amigos, fundó un refugio en las montañas al que llamaron Phuong Boi. Se había dado cuenta que solo si se reunían en comunidad, podrían resistir aquella atmósfera opresiva de ira y desesperación y sustentar sus esfuerzos por renovar el budismo. Pero, en 1960, agentes del gobierno entraron en la ermita, tomaron prisioneros y Nhat Hanh tuvo que huir a Saigón. Decidió aceptar una beca para estudiar y enseñar en las Universidades de Princeton y Columbia. Lindsay Kyte en su artículo The Life of Nhat Hanh, señala que la estadía de tres años del joven líder budista en Estados Unidos sería transformadora, política y espiritualmente. Escribe:

Es irónico que uno de los más grandes maestros asiáticos de budismo del mundo haya tenido su experiencia espiritual transformadora en Estados Unidos, en la biblioteca de la Universidad de Columbia, para ser exactos.

La guerra en Vietnam, se había intensificado dramáticamente, con una participación creciente de Estados Unidos. En 1963, en protesta el monje budista Quang Duc se quemó hasta morir, y siguieron otras autoinmolaciones. La reiterada práctica de este sacrificio por parte de los monjes budistas, llamados bonzos, llevó a que el acto fuese conocido como quemarse a lo bonzo. En Estados Unidos, Nhat Hanh se había convertido en una de las primeras voces del movimiento contra la guerra.

Nhat Hanh, regresó a Vietnam para impulsar el movimiento budista por la paz. Rechazó tomar partido en el conflicto. Junto a sus compañeros, fundó una editorial, una universidad y una revista para informar de las protestas y publicar sus poemas por la paz. En el documental biográfico A Cloud Never Dies, señala:

La radio de Saigón, la radio de Hanoi y la radio de Pekín empezaron a atacar esos poemas, porque llamaban a la paz. Nadie quiere la paz. Quieren luchar hasta el final. He sufrido mucho. He conocido la verdad de la guerra. He visto morir a hermanos y hermanas. Y yo mismo escapé a la muerte por muy poco.

En 1965, Nhat Hanh y sus compañeros fundaron la Escuela de Jóvenes por el Servicio Social, un cuerpo de paz que formó a miles de jóvenes para que fueran a las zonas asoladas por la guerra a reconstruir las aldeas devastadas, establecer escuelas y construir clínicas de atención médica. En sus palabras:

Teníamos un programa de desarrollo rural. Construimos escuelas locales en las aldeas. Trabajamos con huérfanos, con víctimas de guerra, y puedo decir que aprendimos de muchos maestros. Y uno de esos maestros fue nuestro propio sufrimiento, nuestras dificultades.

Creyendo que la mejor manera de ayudar a detener la guerra en Vietnam, era hablar directamente a los estadounidenses, aceptó una invitación de la Universidad de Cornell. Su visita, fue apoyada por numerosos líderes espirituales y políticos influyentes. En sus discursos públicos decía:

Hablo de personas de Vietnam que conozco. Personas que mueren cada día, que sufren cada día, hablo en su nombre. Y si ustedes me preguntan cuál es su mayor deseo, es que dejen ustedes de bombardearlos que dejen de matarlos, que paren la matanza.

Martin Luther King, apoyó decididamente la propuesta de Nhat Hanh, e incluso lo nominó para el Nobel de la Paz. En su carta al Instituto Nobel de 1967, King escribió:

Personalmente, no conozco a nadie más digno del Premio Nobel de la Paz que este gentil monje budista de Vietnam. Sus ideas para la paz, si se aplicaran, construirían un monumento al ecumenismo, a la fraternidad mundial, a la humanidad.

El llamado a la paz de Nhat Hanh tuvo consecuencias graves. El gobierno de Vietnam del Sur, le prohibió regresar a su país. Así, el viaje de unas pocas semanas, se transformó en un exilio que duró 40 años. Declaró:

No deseo dedicarme a la política. Ser monje es mi vocación. Pero como monje, debes tener el valor de alzar la voz frente a la injusticia social y las violaciones de los derechos humanos.

Francia le concedió asilo, por lo que dedicó los siguientes años a establecer la Iglesia Budista Unificada de Francia, dar conferencias en la Sorbona y servir como delegado en las conversaciones de paz en París. En 1974, redactó un manual de meditación para guiar a los jóvenes que trabajaban por la paz en Vietnam, y así ayudarlos a vivir en medio del caos y las tragedias de la guerra. Hoy, ese manual de meditación lo conocemos como el libro The Miracle of Mindfulness. Este fue el primer texto que expandió los conceptos de la conciencia plena en occidente y se ha convertido en un clásico de la espiritualidad, traducido a más de 30 idiomas.

Con la victoria de Vietnam del Norte, cientos de miles de personas comenzaron a huir y muchos se arriesgaron a escapar por el mar en balsas. Se les conoció como boat people. En 1978, esta situación se había convertido en una gran crisis humanitaria. Nhat Hanh y sus compañeros, arrendaron dos barcos y rescataron a miles de personas en alta mar, pidieron ayuda internacional y lograron convencer a varios países que admitieran estos refugiados vietnamitas.

Nhat Hanh y su comunidad, encontraron un terreno, en el sur de Francia al que llamaron Plum Village, Aldea de los ciruelos. Una de las primeras cosas que hicieron fue plantar un huerto y usar las ganancias para ayudar a los niños de países en desarrollo. Plum Village empezó a ser conocido como un lugar para meditar. Nhat Hanh sabía que la transformación duradera de las personas, se logra con la práctica constante durante toda la vida, y una relación de confianza entre maestro y discípulo. Por lo tanto, se dedicó a expandir la comunidad budista en todo el mundo. Ya en 2000 había fundado monasterios en Estados Unidos, Vietnam, París, Alemania, Hong-Kong, Tailandia y Australia. Escribió en su libro Ser Paz:

No eres un observador, eres un participante.

Luego de largas negociaciones con el gobierno comunista de Vietnam, se le permitió regresar a su país en 2005. Nhat Hanh quería sanar las heridas de la guerra sufridas por ambos bandos. Inmediatamente se centró en hacer que el budismo fuera relevante para las generaciones más jóvenes. Hizo un llamado a la igualdad de género en el budismo. Publicó cuatro de sus libros en vietnamita. Se restablecieron dos templos y cientos de jóvenes pidieron convertirse en sus estudiantes monásticos. Pero se repitió la misma historia que décadas anteriores: el gobierno comunista estaba preocupado de que tantos jóvenes educados, se sintieran atraídos por las enseñanzas de Nhat Hanh. Y algunos budistas tradicionales temían que el gobierno diera apariencia de libertad religiosa mientras continuaban los abusos. Nhat Hanh, dijo al pueblo vietnamita:

Si no transformamos el sufrimiento y las heridas ahora, se transmitirán a la próxima generación. Sufrirán y no entenderán por qué. Es mejor hacer algo de inmediato para transformar el sufrimiento.

Nhat Hanh cambió la forma en que entendemos el budismo y su papel en el mundo. La ONU adoptó su propuesta de una ética global, con los cinco entrenamientos de la conciencia plena, como base de un desarrollo ético no sectario para la humanidad. En sus palabras:

La salida está en el interior. Regresar a uno mismo y cuidar de sí mismo aprendiendo a generar una sensación de alegría, aprendiendo a generar una sensación de felicidad, aprendiendo a lidiar con una sensación dolorosa, una emoción dolorosa. Escuchar el sufrimiento permite que broten la compasión y la comprensión, y sufrimos menos.

En sus libros y enseñanzas, aplicó la filosofía y la práctica budistas para ayudar a personas que experimentan grandes sufrimientos y tragedias a transformar su ira, su miedo y su desesperación. En sus palabras:

Estoy convencido de que no podremos cambiar el mundo si no somos capaces de cambiar nuestra forma de pensar, nuestra conciencia. Por eso, es crucial despertar, un despertar colectivo, un cambio colectivo en nuestra forma de pensar, en nuestra forma de ver las cosas. Todos podemos ayudar para que ocurra. Nuestra tarea es unirnos y generar ese despertar colectivo.

Nhat Hanh, demostró la importancia de vivir de forma más sencilla, contrarrestando el consumismo y el individualismo. Formó comunidades en que es posible la solidaridad, la fraternidad y la hermandad. En sus palabras:

Hay muchas formas de provocar ese despertar colectivo, ese cambio. Por ello, aprender a cambiar nuestra forma de vida cotidiana para que contenga más conciencia plena, más amor, más paz es una tarea urgente. Podemos comenzar ahora, hoy mismo. Necesitamos un despertar real, una iluminación verdadera. Hemos de cambiar nuestra forma de pensar y de ver las cosas, y eso es posible. Nuestro siglo debería ser un siglo de espiritualidad, de ello depende nuestra supervivencia.

La vida de Nhat Hanh, fue su mejor enseñanza. Demostró que el arte de la felicidad es también el arte de sufrir bien. Enseñó que cuando aprendemos a reconocer, aceptar y comprender nuestro sufrimiento, sufrimos mucho menos. Podemos transformar el sufrimiento en comprensión, compasión y alegría para nosotros mismos y para los demás. Su mensaje se ha convertido en un movimiento mundial que inspira a personas comprometidas activamente con la paz, la justicia social y la protección del medio ambiente. En los párrafos finales de su libro Sin barro no crece el loto, escribió:

El milagro no es caminar sobre el agua o por el aire, sino caminar por la tierra. Camina de forma que vivas tu vida por completo y puedas obtener alegría y felicidad. Es un milagro que todos podemos conseguir.

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