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Invictus

Invictus, es un poema que escribió el poeta inglés William Ernest Henley, luego que le amputaran una pierna debido a complicaciones por la tuberculosis. Nelson Mandela, durante los largos años que estuvo en prisión, conservaba este poema escrito en un trozo de papel, y lo recitaba a sus compañeros para darse y darles ánimo:

Desde el fondo de la noche que me cubre, negra como un abismo insondable,
doy gracias a cualquiera de los dioses por tener un alma inconquistable.
Atrapado en las peores circunstancias no he gemido ni gritado mi desdicha.
Sometido a los golpes del destino mi cabeza está sangrante, pero erguida.
Más allá de este lugar de ira y llanto se levanta la sombra del horror.
Aun así, el paso de los años me encuentra, y me encontrará, sin temor.
No me importa cuán estrecha sea la puerta, ni cuán larga la lista de amenazas.
Soy el dueño de mi propio destino, soy el capitán de mi alma.

La vida nos pone a todos a prueba, pero son muy pocas las personas que logran extraer fuerza y sabiduría de las experiencias más difíciles. A esas personas se les reconoce como líderes. Mandela, heredó un país, con una estructura social y política impregnada de un racismo institucionalizado, pobreza y desigualdad social extrema. Su principal objetivo era la reconciliación nacional. En 1995, se realizó en Sudáfrica la Copa Mundial de Rugby, por lo que Mandela decidió unir al país en torno al equipo nacional, los Springboks. El equipo pasaba por una mala racha deportiva. Sin embargo, lo más desafiante era que no contaba con el apoyo de la población negra, que lo asociaba con el apartheid. Mandela, decidió reunirse personalmente con el capitán del equipo François Pienaar, para pedirle que le ayudara en su propósito: un equipo, un país. En una reciente entrevista Pienaar señaló:

Comenzó con una taza de té. El presidente me invitó a visitarlo en su oficina. Hablamos de todo, no sólo de la Copa del Mundo. Quería saber mucho sobre mí. Había muchas personas importantes esperando afuera para verlo y cada vez que Mary (su asistente) entraba para apurarlo, él le decía: Mary, estoy hablando con mi capitán. Estaba nervioso antes de ir a su oficina y cuando me fui me senté en mi auto y sentí que había estado en presencia de un hombre muy sabio, cariñoso y me sentí seguro. Sentí que era un líder genuino, un líder en el que se podía confiar, y que era un líder que tenía una visión y un sueño.

Mandela, compartió con Pienaar, su experiencia personal y el poema de Henley que le sirvió de inspiración durante sus años en prisión. Los Springboks comenzaron un proceso de entrenamiento brutal previo a la Copa del Mundo de 1995. Sorprendentemente, superaron todas las expectativas y llegaron a la final, teniendo que enfrentarse nada menos que a los All Blacks de Nueva Zelanda. Antes del partido, los Springbroks visitaron la Isla Robben, la prisión en la cual Mandela pasó la mayor parte de sus 27 años de condena. Luego que Sudáfrica ganó la final, Mandela le entregó la copa a Pienaar vestido con la camiseta de los Springboks. Este gesto fue reconocido como un gran paso para la reconciliación del país. Tras la conquista en el Ellis Park, Pienaar recordó que en el saludo con Mandela ambos dijeron casi la misma frase:

François, gracias por lo que has hecho por este país. No señor presidente, gracias a usted, por lo que ha hecho por este país.

Más que cualquier generación previa, los actuales líderes deben seguir entregando resultados consistentes en un contexto de permanente cambio, con niveles cada vez mayores de complejidad, ambigüedad, paradojas, incertidumbres y contradicciones. Se les demanda transformar el avión, en pleno vuelo. Gary Hamel de la London Business School en su obra más reciente Humanocracy, sostiene que, en el actual contexto de agitación, las estructuras de poder jerárquicos y los sistemas de gestión rígidos, son un lastre que aplasta la creatividad y sofoca la iniciativa. Aboga por la necesidad de crear organizaciones audaces, emprendedoras y tan ágiles como el cambio lo requiere. Empresas que sean tan inspiradas e ingeniosas como los seres humanos que las integran.

Frederic Laloux, en Reinventing Organizations, adopta una perspectiva histórica y evolutiva, para explicar que cada vez que la humanidad ha pasado a una nueva etapa de complejidad, ha inventado nuevas formas para organizarse. Laloux, reporta los resultados de una investigación que realizó en empresas pioneras en diferentes sectores, tamaños y lugares del mundo que sin conocerse están impulsando con éxito nuevos criterios de funcionamiento:

  • Eliminan las estructuras y jerarquías tradicionales y se apoyan en sistemas basados en la confianza. Los empleados son vistos como personas razonables que pueden hacer y harán lo correcto si se les da autonomía. Se permite que la información fluya libremente; los equipos pueden trabajar de forma autónoma y las personas son libres de asumir dinámicamente los roles que consideren necesarios.
  • Consideran a las personas integralmente, no separan el trabajo de la vida personal. Las conexiones humanas generan confianza. Estas organizaciones se ocupan de brindar entornos de trabajo seguros y de apoyo que permiten a las personas fluir y desplegarse plenamente.
  • Tienen una dinámica y sentido de dirección que se adapta como un organismo vivo. No intentan predecir y controlar el futuro, sino que se enfocan en atender al contexto, perfeccionarse y adaptarse continuamente. El propósito de este tipo de organizaciones no es estático, cambia, se adapta y evoluciona a medida que la organización avanza y el contexto cambia.

Nada de esto es novedoso, prácticas similares se han identificado en abundancia por múltiples especialistas y académicos. El problema es lograr que estas ideas sean adoptadas por parte de las organizaciones. La investigación y la práctica demuestran que existen dos requisitos fundamentales para transformar una organización. Primero, el fundador o el más alto directivo debe haber integrado una visión de mundo y un desarrollo psicológico coherente y segundo, los propietarios de la organización deben entender y acoger esa visión. Laloux afirma:

Una organización no puede evolucionar más allá de la etapa de conciencia de su líder.

Cuando se define liderazgo, frecuentemente se usan palabras como influenciar, inspirar y transformar. Una de las definiciones más recientes de liderazgo proviene del trabajo de investigación realizado por Werner Erhard, Michael Jensen y Kari Granger que en Creating Leaders: An Ontological/Phenomenological Model describen el liderazgo como:

Un ejercicio de lenguaje que da como resultado la realización de un futuro que no iba a suceder sin que se haga algo. Un futuro que cumpla (o contribuya a satisfacer) las necesidades de las partes interesadas.

Esta definición propone que el liderazgo se sustenta en un relato que habla de un futuro que no existe, o no existirá si no se hace algo. Un futuro que incluye las preocupaciones fundamentales de los involucrados. Las partes relevantes no son entonces consideradas seguidores. Por el contrario, el líder se ocupa de identificar las preocupaciones subyacentes de aquellos que son impactados. El líder nos inspira a que cambiemos nuestra forma de pensar y actuar. Este tipo de liderazgo transforma. Hace referencia a ese tipo de líder que posee una actitud positiva, crea posibilidades, inspira confianza y respeto, se conecta individualmente y con los grupos, articula una visión clara y motivadora, impulsa y conduce con habilidad a otros para que extiendan, expandan y desplieguen todo su potencial. La evidencia muestra que las organizaciones que son guidas por este tipo de líderes logran niveles más altos de desempeño, creatividad y satisfacción. Es el estilo más adecuado cuando se realizan trabajos complejos y se opera en entorno inciertos.

James MacGregor Burns introdujo el concepto de liderazgo transformacional en su investigación descriptiva sobre dirigentes políticos. Según Burns, el liderazgo transformacional es un proceso en el que los líderes y seguidores interactúan para avanzar a un nivel más alto de moral y motivación. El investigador Bernard Bass, sostiene que el liderazgo transformacional se define en base al impacto que tiene sobre los seguidores ya que dichos líderes se ganan la confianza, respeto y admiración.

Los líderes transformacionales, a través de la fuerza de su visión, carisma y ejemplo personal, pueden inspirar a cambiar las expectativas, percepciones y motivaciones de las personas para trabajar hacia objetivos comunes. Estos resultados ocurren porque el líder ofrece trabajar por algo más que el beneficio individual; proponen una misión y una visión inspiradoras y dan una identidad.

Ronald Riggio en Are You a Transformational Leader, describe que los líderes transformacionales tienen expectativas positivas para las personas, creen que pueden mejorar y se involucran personalmente en lograrlo. Como resultado, inspiran, empoderan y estimulan para superar los niveles normales de rendimiento. Las cuatro características de este liderazgo son:

  • Motivación inspiradora: inspiran y motivan a través de una visión, que comunican con su discurso y ejemplo personal, apelan a la voluntad y determinación personal. El líder transformacional inspira por medio de palabras sencillas y fáciles de entender, así como con su propio ejemplo y experiencia de vida.
  • Estimulación intelectual: desafían la creatividad e innovación, alientan a cambiar el status quo y lograr altos niveles de desempeño. Constantemente impulsan, estimulan y desafían a mejorar en forma integral y alcanzar niveles más altos de desempeño y logro.
  • Influencia idealizada: el líder predica con el ejemplo, encarna las cualidades que desea para su equipo, se transforma en un modelo de rol creíble y confiable. Practica lo que dice y es admirado por ello. Encarna las cualidades que quiere en su equipo. El equipo ve en su líder un modelo a imitar.
  • Consideración individualizada: demuestran una preocupación genuina por las necesidades y el bienestar de cada uno. Este cuidado personal, genera seguridad. Los líderes transformacionales demuestran una preocupación auténtica por las necesidades y los sentimientos particulares de las personas y los ayudan a autorrealizarse. Hace que cada cual se sienta importante. Desde esta perspectiva, el líder trabaja para capacitar y desarrollar a los individuos y equipos con planes e iniciativas considerando su contexto particular.

El trabajo del líder es desarrollar y apoyar a su gente. Esforzarse incansablemente en sacar lo mejor de cada cual, y facilitarles su desarrollo. Crear un entorno fértil, mantenerlo saludable y vigilar aquellas cosas que lo debilitan. Mandela surge como un modelo de líder ejemplar. Fue capaz de inspirar por su ética y dotes pedagógicas para unir a un país profundamente dividido en un proyecto de cambio y aglutinarlos en torno a un objetivo común superior a los intereses particulares. Pienaar comenta:

Cuando nació mi hijo Jean, Mandela dijo que quería ser su padrino, ‘si no nos importaba’, y le dio un nombre Xhosa: Mkhokheli, que significa líder. Madiba nos invitaba regularmente a tomar el té y nuestro segundo hijo, Stephane, que tenía cuatro o cinco años en ese momento preguntó ‘¿por qué el señor Mandela es sólo el padrino de Jean y no el mío también?’. Stephane corrió directamente hacia Madiba y le dijo: ‘Sr. Mandela, ¿podría ser también mi padrino? Y Madiba le dijo ‘por supuesto’ y agregó que su nombre Xhosa sería Gorha, el valiente.

Pienaar, se considera el deportista vivo más afortunado, ya que tuvo el privilegio de haber estado en ese momento histórico, ser el capitán de ese equipo, ser parte de ese logro y tener la oportunidad de haber sido influenciado y conocer personalmente a Mandela. Cuando Pienaar anunció que dejaría Sudáfrica para unirse al equipo de rugby Saracens en Londres, el ex presidente de Sudáfrica lo invitó a almorzar. Al final del almuerzo, Mandela le hizo un pedido:

Francois, prométeme que volverás algún día y marcarás la diferencia.

Hoy Pienaar dirige la fundación Make a Difference en honor a Mandela. Una fundación que ayuda a los jóvenes sudafricanos para que accedan a una educación de calidad con un programa integral de becas que se enfoca en el apoyo y desarrollo de líderes que luego de formarse, puedan regresar a sus comunidades para ser un aporte positivo. William Arthur Ward decía:

El profesor mediocre habla. El buen maestro explica. El maestro superior demuestra. El gran maestro inspira.

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