adaptación

El curioso caso…

Asociamos El curioso caso de Benjamin Button a la película en que Brad Pitt nace viejo y muere joven. Sin embargo, la película está basada en una historia corta que el genio, F. Scott Fitzgerald, publicó en 1922. Fitzgerald lamentaba que sería recordado solo por El gran Gatsby, y sus otras obras se olvidarían. La idea de Benjamin Button, surgió como respuesta a un comentario realizado por otro genio: Mark Twain sobre lo triste que es que la mejor parte de la vida sea el comienzo y la peor parte sea el final.

En el cuento, la vida del protagonista transcurre en orden cronológico inverso. Nace como un anciano a los 80 años de edad, llega a tener una edad mediana, luego se hace joven y al final muere como un bebé en una cuna. A lo largo de su vida, enfrenta muchos obstáculos relacionados con la discrepancia entre su edad cronológica y su apariencia física. Cuando tiene dieciocho años, por ejemplo, aprueba el examen de ingreso en la Universidad, pero es rechazado por ser un viejo loco que piensa que es un estudiante de primer año. En sus últimos años, cuando parece un niño, lo invitan a regresar al ejército y se le otorga un rango alto por su servicio durante la guerra. Sin embargo, cuando se presenta a la base del ejército, sus superiores se burlan de él por ser tan joven y lo envían de vuelta a casa. Al parecer, la mejor parte de su vida es la mitad.

En 1904, Mark Twain publicó un ensayo titulado Saint Joan of Arc en el que desarrolla su idea de cómo esta heroína y otras mentes notables lograron la grandeza. Escribe Twain:

Cuando nos disponemos a explicar a un Napoleón o a un Shakespeare, o a un Rafael o a un Wagner, o a un Edison o a otra persona extraordinaria, entendemos que el talento que poseen no explicará todo el resultado, ni siquiera la mayor parte del mismo; no, lo que lo explica es la atmósfera en la que se nutrió el talento; es el entrenamiento que recibió al crecer, las lecturas y el estudio que lo nutrieron, los ejemplos que recibió, la motivación que reunió por el reconocimiento que se dio a sí mismo y el que recibió del exterior en cada etapa de su desarrollo: cuando conocemos todos estos detalles, entonces sabemos por qué el hombre estaba listo cuando llegó su oportunidad.

Craig Wright, profesor emérito de música en la Universidad de Yale, se especializó en Mozart y a partir de él se dedicó a estudiar y profundizar en la genialidad humana. Descubrió que el genio es algo más que una combinación de genes y esfuerzo. En sus palabras un genio es fruto de una tormenta perfecta. Wright escribe:

La genialidad no es un absoluto, sino una construcción humana que depende del tiempo, el lugar y la cultura.

El genio es relativo, algunas personas cambian el mundo más que otras, los pensamientos excepcionales de Einstein o la música de Mozart, la fama eterna de Leonardo y la riqueza extrema de Jeff Bezos. Así es como funciona el mundo. Los actos de genialidad suelen ir acompañados de actos de destrucción; a eso generalmente le llaman progreso. Wright, dictó por años en Yale, el curso Explorando la naturaleza del genio. Explicaba que casi todas las definiciones de diccionario de lo que es un genio incluyen las palabras inteligencia y talento. Sin embargo, el talento y la genialidad son diferentes. Arthur Schopenhauer lo explicó ya en 1819:

Una persona talentosa alcanza un objetivo que nadie más puede lograr; una persona genial logra un objetivo que nadie más puede ver.

Las personas talentosas tienen la capacidad de destacar en un mundo conocido. No obstante, un genio ve lo que está oculto para el resto de las personas. Steve Jobs comentaba:

Muchas veces las personas no saben lo que quieren hasta que se los muestras.

Wright, explica que la palabra genio no está bien definida. En su investigación, desarrolló una hipótesis de trabajo usando la fórmula G = S x N x T. Es decir, Genio = Significado x Número de personas impactadas x Tiempo. Como ejemplo utiliza el descubrimiento de la penicilina por parte de Alexander Fleming. Este hallazgo salvó vidas (por lo que es significativo), impactó a un gran número de personas (aproximadamente 200 millones de personas) durante un largo período de tiempo (más de 80 años). Por lo tanto, según la definición de Wright, el aporte de Fleming califica como un acto de genialidad. Con esta definición, por muy creativas o talentosas que sean las personas, si su trabajo no tiene un impacto significativo amplio o no resiste la prueba del tiempo no califican como genios. Su definición operativa es:

Un genio es una persona con capacidades extraordinarias cuyas obras o ideas originales cambian la sociedad de alguna manera significativa para bien o para mal en todas las culturas y épocas.

Podemos estar de acuerdo o discrepar con esta definición, pero es un punto de partida para iniciar una buena discusión. Las ideas brillantes que cambian el mundo nunca son repentinas, sino que son el resultado de modos únicos de pensar y una larga gestación. Wright, publicó el libro The Hidden Habits of Genius, en el que consolida sus hallazgos en cuanto a lo que podemos aprender de las vidas y prácticas de quienes calzan con su definición de genio. Identifica y describe rasgos como curiosidad, pasión, imaginación, inconformismo, obsesión, trabajo duro, entre otros. Sin embargo, dentro de la lista de rasgos distintivos de los genios, Wright argumenta que estas personas excepcionales frecuentemente manifiestan un pensamiento contradictorio.

Wrigth explica que, para descubrir el este, Cristóbal Colón navegó hacia el oeste. Para proteger a las personas de la viruela, Edward Jenner les inyectó viruela. La idea es que, así como la tercera ley de Newton, que expresa que para cada acción hay una reacción igual y opuesta. Cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. Hamlet, de Shakespeare, dijo:

Debo ser cruel solo para ser bondadoso.

Las perspectivas contradictorias ejemplifican esta forma de pensar a la inversa, es una estrategia antigua de resolución de problemas, que está profundamente arraigada en las artes y las ciencias. Un paso atrás, dos hacia adelante, hemos escuchado o leído innumerables frases de este estilo. Como la cita atribuida a Napoleón Bonaparte:

A veces hay que retroceder dos pasos para avanzar uno.

Lo que transmite esta idea es que los procesos frecuentemente no avanzan continuamente, ni en línea recta. Y para destrabarlos, a veces, necesitamos retroceder sobre nuestros pasos. Por ejemplo, si queremos entender mejor un objeto o concepto, podemos profundizar en su opuesto. Si queremos entender cómo se armó un artefacto, podemos desarmarlo. Si queremos lograr un resultado específico, podemos definir la meta deseada y luego diseñar una línea de desarrollo que nos lleve de regreso hasta el principio. Winston Churchill afirmaba:

Mientras más lejos miras hacia atrás, más lejos puedes ver hacia adelante.

Craig, sostiene que el pensamiento contradictorio ofrece varias ventajas prácticas, por ejemplo:

  1. Nos permite ver soluciones a problemas que de otra forma no veríamos.
  2. Nos hace más flexibles e imaginativos mentalmente.
  3. Nos enseña a estar cómodos con la ambigüedad y la paradoja.
  4. Muchas veces nos hace reír.

El talento para ver la importancia de los opuestos es una práctica de pensamiento que han utilizado genios como Stephen Hawking, ¿Cómo podemos entender el momento del Big Bang? Reproduce en reversa el universo hasta que se encoja en un solo átomo incomprensiblemente denso. Los escritores de misterio muchas veces establecen quién lo hizo, dónde y cómo, y después regresan al principio para llevar al lector a la historia. El escritor de misterio y asesinatos P. D. James, escribe:

Siempre conozco el final del misterio antes de empezar a escribir.

Shakespeare construía su poesía sobre analogías, metáforas y oxímoron, el uso de dos conceptos relacionados, unidos en un dúo. Wrigth escribe:

Considera el poder de permanencia que ha tenido el oxímoron más sucinto de Shakespeare, uno en el que yuxtapone dos condiciones existenciales opuestas e incompatibles: Ser o no ser.

Grandes pintores, músicos, escritores, científicos y matemáticos recurren a fuerzas opositoras en su trabajo para lograr efectos sorprendentes. Pero este rasgo también se ha descubierto en lideres empresariales transformadores. Ray Dalio en Principles for Success, realizó largas entrevistas y evaluaciones de personalidad a líderes empresariales de alto impacto. Redujo sus hallazgos a siete rasgos comunes, aunque para él el más interesante fue:

Todos son capaces de ver imágenes grandes y detalles granulares (y niveles intermedios) y sintetizar las perspectivas que obtienen en esos diferentes niveles, mientras que la mayoría de la gente ve solo uno u otro.

Los grandes líderes empresariales tienen la capacidad de integrar constructivamente ideas opuestas en nuevos conceptos. En 2005, Bezos dijo:

Algunas veces una persona ve el problema y este de verdad le molesta, entonces inventa una solución. Algunas veces puedes trabajarlo desde una dirección inversa. Y, de hecho, en la alta tecnología yo creo que mucha de la innovación proviene algunas veces de hacer las cosas en esta dirección. Ves una nueva tecnología o ves que allá afuera hay algo…, y trabajas hacia atrás desde una solución para encontrar el problema apropiado.

El problema es que, para el resto de los mortales, que no somos genios, nos cae con todo su peso la ley del péndulo. Esa tendencia humana de irnos a los extremos. De oscilar. De irnos al extremo opuesto cuando vemos que algo no está funcionando. Dominic Dodd y Ken Favaro en The Three Tensions presentan los hallazgos de un estudio sobre objetivos contrapuestos que los líderes empresariales deben abordar. Sobresales tres pares:

  • Rentabilidad versus crecimiento.
  • Corto plazo versus largo plazo.
  • El todo versus las partes.

La existencia de uno depende de la existencia del otro. El problema es que si se pone mayor énfasis en uno de ellos generalmente el otro se ve mermado. Por ejemplo, si un equipo directivo decide privilegiar un mayor crecimiento, perjudica la rentabilidad, por el contrario, si decide enfatizar la rentabilidad frecuentemente desacelera el crecimiento. De la misma forma, poner el esfuerzo por el largo plazo compromete los resultados del corto plazo, y si pone foco en el presente, afecta la fortaleza futura de la empresa. Los intentos por generar resultados positivos que abarquen a toda la empresa, retrasan a las unidades de negocio individuales más ágiles, y potenciar a las unidades de negocio innovadoras, afecta la integración de la empresa.

Para resolver este dilema, Dodd y Favaro proponen pensar de forma contradictoria. En vez de optar por una u otra posición, se ocupa de identificar fuerzas equilibradoras entre las tensiones. Buscar un vínculo común y sinérgico, algo que surja entre ambos, que los una y los potencie. En su estudio identificaron que existen variables que si se desarrollan adecuadamente permiten que los dos objetivos aparentemente contrapuestos actúen como complementos en vez de actuar en oposición.

Esta tercera fuerza es como el camino medio de la filosofía budista, que reconcilia la dualidad que caracteriza a la mayoría de nuestros enfoques dualistas. También se asemeja a la idea de Aristóteles del justo término medio por el cual toda virtud es un término medio entre dos extremos, cada uno de los cuales es un vicio.

  1. Frente al dilema de rentabilidad o crecimiento, ocuparse de la creación de valor al cliente.
  2. Frente al dilema del corto plazo o el largo plazo, ocuparse de crear ingresos sostenibles.
  3. Frente al dilema del todo o las partes, ocuparse de crear activos intangibles.

Bach utilizó el contrapunto. Bezos trabajó en reversa. Shakespeare usó el oxímoron. La estrategia del pensamiento contradictorio, de pensar a la inversa, del pensamiento reverso puede pasar inadvertida, pero es una práctica que permite ver con una nueva perspectiva. Mark Twain, afirmaba que la mejor parte de la vida era el comienzo, y la peor el final. Sin embargo, F. Scott Fitzgerald, pensando hacia atrás, en un corto cuento demostró una perspectiva completamente nueva.

El taoísmo, sostiene que en el universo cada objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. Como en el concepto del yin y el yang, nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua y dinámica transformación. Al parecer, los genios son capaces de aplicar instintivamente este enfoque. En la película de Benjamin Button, hay un reloj que funciona al revés que parece estar relacionado con la condición de Benjamin. Al igual que en el cuento de Fitzgerald, el mayor enemigo es el tiempo. Benjamin le escribió una carta a su hija:

Si te sirve de algo nunca es demasiado tarde, o en mi caso demasiado pronto para ser quien quieras ser, no hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras, puedes cambiar o no hacerlo, no hay normas al respecto, de todo podemos sacar una lectura positiva o negativa, espero que tú saques la positiva, espero que veas cosas que te sorprendan, espero que sientas cosas que nunca hayas sentido, espero que conozcas a personas con otro punto de vista, espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa y si vez que no es así espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo.

Hay ciertas lecciones que aprendemos casi de inmediato, hay otras a las que nos enfrentamos una y otra vez a lo largo de nuestras vidas y nos cuesta superar. Gloria Steinem en su libro My life on the road, señala:

Si todos tienen que completar un círculo completo de cualidades humanas, entonces el progreso se encuentra en la dirección en la que no hemos estado.

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