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Arquitectura modular

En 1919 el místico George Gurdjieff publicó un folleto informativo del Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre, el dibujo lo realizó Alexander de Salzmann.

Así como los antiguos alquimistas ocupaban símbolos para transmitir conceptos filosóficos, Gurdjieff insertó símbolos específicos llenos de referencias a arquetipos de múltiples tradiciones para representar la esencia de su conceptualización de la naturaleza humana. P.D. Ouspensky en Conscience, señala:

El hombre no tiene un “Yo” individual. En su lugar, hay centenares y millares de pequeños “yoes” separados, que la mayoría de las veces se ignoran, no mantienen ninguna relación, o, por el contrario, son hostiles unos a otros, exclusivos e incompatibles.

Nuestra tragedia es que cualquier yo pequeño, temporal o circunstancial tiene el poder de tomar decisiones, y luego el Todo tiene que hacerse cargo. Gurdjieff señalaba:

Así pasan vidas enteras, cancelando deudas contraídas por pequeños “yoes” accidentales.

En la década de los 80, la teoría modular de la mente regresó oficialmente a la investigación científica de la mano de Jerry Fodor, filósofo y lingüista. En The Modularity of Mind, propuso la idea de que nuestra mente estaba formada por un conjunto de módulos especializados independientes e interconectados. Cada módulo produce resultados que luego convergen con los resultados de los otros módulos. Esto permite una distribución eficaz y segregada de las subfunciones mentales, que, a su vez, colaboran con la optimización de los procesos del cerebro.

Mark Nelson y James Bower en Brain Maps and Parallel Computers, demostraron que si cada neurona del cerebro humano, estuviera conectada directamente con todas las demás, el tamaño de nuestros cerebros tendría un diámetro de veinte kilómetros. La solución evolutiva fue construir una arquitectura modular estratificada.

William James, en su artículo What Is An Instinct? escribe:

El instinto generalmente se define como la facultad de actuar de un modo tal que produce ciertos fines […]. Se puede decir que a la presencia de un determinado órgano casi siempre le acompaña una aptitud innata para su uso.

Ya en la década de 1970, Paul MacLean había desarrollado la teoría del cerebro triple o triúnico, una jerarquía de tres cerebros en uno: el reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza. Según MacLean, los seres humanos y otros mamíferos avanzados tienen los tres cerebros. Los mamíferos inferiores tienen solo el sistema límbico y el cerebro reptiliano, y todos los demás vertebrados tienen solo el cerebro reptiliano.

En la década de 1980 las investigaciones sobre el cerebro dividido realizadas por Roger Sperry, con las que obtuvo el Premio Nobel de Medicina, demostraron la especialización funcional de los hemisferios de nuestro cerebro, es decir, tenemos dos mentes. Mentes que están frecuentemente enfrentadas. Esta arquitectura cerebral produce numerosas sub personalidades dentro de nuestras cabezas que compiten por nuestra atención. Michael Gazzaniga, discípulo de Sperry, en The Consciousness Instinct, señala:

Los cerebros modulares también son funcionalmente eficientes, puesto que varios módulos pueden procesar información especializada de manera simultánea. Es mucho más fácil caminar, hablar y mascar chicle a la vez si existen muchos sistemas modulares que funcionan de manera independiente, en lugar de un solo sistema intentando coordinar todas las acciones.

Mario Alonso Puig en su libro Resetea tu Mente propone considerar la metáfora de sistemas operativos para entender cómo funcionan estas diferentes mentes dentro de nuestro cerebro. Un sistema operativo es el software maestro de un computador, gestiona el hardware y permite que las aplicaciones y programas específicos funcionen correctamente. Así, nuestro complejo sistema informático cerebral, opera con múltiples sistemas operativos que procesan información en forma paralela.

Estos sistemas operativos utilizan una serie de sensores que les permite captar información tanto del mundo exterior como de nuestro mundo interior. Son capaces de separar, leer y escoger entre toda la información que reciben, aquella que consideran más relevante para llevar a cabo de forma adecuada sus funciones específicas.

Los objetivos de estos sistemas operativos son:

  • Sobrevivir.
  • Adaptarse a los cambios.
  • Favorecer el crecimiento, evolución y desarrollo que maximice las posibilidades y potencialidades individuales.

Puig, explica que estos sistemas operativos están asociados a estructuras cerebrales físicas. Sin embargo, sus propósitos, interpretaciones y estrategias son diferentes.

Si una persona observa su mundo interior y exterior desde la perspectiva del hipotálamo, su interpretación sería completamente distinta, de cómo lo hace el sistema límbico, el hemisferio izquierdo o el hemisferio derecho del cerebro. Esto es una ventaja si las cuatro perspectivas se integraran de manera adecuada, ya que tendríamos acceso a cuatro aspectos diferentes de la misma realidad. El problema es que frecuentemente están en conflicto, y nos identificamos solo con aquellos aspectos de la realidad que surgen de la perspectiva dominante.

Así como la biología y fisiología de nuestro cerebro evolucionó como una arquitectura modular estratificada de adaptaciones específicas, también lo hicieron nuestras habilidades emocionales y cognitivas Douglas Kenrick en su artículo Deep Rationality: The Evolutionary Economics of Decision Making, señala:

Una suposición clave de la perspectiva evolutiva es que el cerebro humano no contiene un “dispositivo de toma de decisiones racional” monolítico, sino más bien varios sistemas de decisiones diferentes, cada uno de los cuales opera de acuerdo con reglas diferentes.

Estudios realizados con gemelos idénticos y fraternos criados juntos y separados, muestran que los gemelos idénticos, ya sean criados juntos o separados, tienen personalidades muy similares. Estos hallazgos sugieren la heredabilidad de algunos rasgos de personalidad. Dan McAdams y Jennifer Pals en su artículo A New Big Five señalan:

La personalidad se concibe como la variación única de un individuo en el diseño evolutivo general de la naturaleza humana, expresada como un patrón en desarrollo de rasgos disposicionales, adaptaciones características y narrativas de vida autodefinidas, situado de manera compleja y diferencial en la cultura y el contexto social.

En la década de 1990, surgió un notable grado de consenso en el sentido de que cinco factores generales e independientes explican la mayor parte de la covarianza entre los rasgos de la personalidad. Así la teoría de los Cinco Grandes rasgos (Neuroticismo, Escrupulosidad, Amabilidad, Apertura/intelecto y Extraversión) fue el resultado de análisis factoriales de asociaciones semánticas de adjetivos y cuestionarios de personalidad en muchos idiomas y culturas diferentes.

En el estudio A Five–Factor Theory Perspective on Causal Analysis publicado en 2018, Robert McCrae y Angelina Sutin, analizaron a personas de más de 50 culturas diferentes y descubrieron que estas cinco dimensiones describen con precisión la personalidad de individuos de diferentes orígenes. Con base en estas investigaciones, muchos investigadores creen que estos cinco rasgos de la personalidad no solo son universales; sino que también tienen orígenes biológicos. David Buss en Social adaptation and five major factors of personality propuso una explicación evolutiva para los cinco rasgos de personalidad, y sugiere que representan las cualidades más importantes que dan forma a nuestro contexto social.

Así como proponía Gurdjieff, la teoría de los Cinco Grandes, explica que la personalidad humana puede ser descrita como un sistema complejo modular interconectado.

El círculo de Ouroboros: la serpiente que se muerde la cola; hace referencia a nuestros actos repetitivos, pero también ofrece oportunidades de aprendizaje. Colin DeYoung en Cybernetic Big Five Theory, explica que las adaptaciones características, son metas, interpretaciones y estrategias relativamente estables, especificadas en relación con las circunstancias particulares de la vida de un individuo.

El hombre: representa la conciencia y la vida. El observador que determina la realidad observada. Nuestro estado está definido por la perspectiva con que observamos nuestro mundo interior y exterior. En la teoría de los Cinco Grandes, el Neuroticismo es la tendencia a experimentar con frecuencia emociones negativas como ira, preocupación y tristeza.

  • Las personas con bajo nivel en este rasgo suelen ser más estables emocionalmente, menos ansiosas y más tranquilas.
  • Las personas con alto nivel en este rasgo tienden a tener miedo, a preocuparse excesivamente, sentirse deprimidos, solos y pensar que nadie los comprende.

El toro: representa el trabajo, la resistencia y lo material. En la teoría de los Cinco Grandes la Escrupulosidad es la tendencia a ser cuidadoso, planificado, seguidor de reglas y trabajador.

  • Las personas con bajo nivel en este rasgo muestran una baja disciplina y organización; prefieren la gratificación inmediata que las metas a largo plazo.
  • Las personas con alto nivel en este rasgo tienden a ser organizadas y atentas a los detalles, planifican con anticipación, piensan en cómo su comportamiento afecta a los demás y son conscientes de los plazos.

El león: representa la fuerza, astucia y protección. En la teoría de los Cinco Grandes, la Amabilidad, es la tendencia a la cooperación y el altruismo en lugar de imponer su propia opinión y preferencias.

  • Las personas con bajo nivel en este rasgo tienden a ser más competitivas, manipuladoras, carecer de empatía y conflictivas.
  • Las personas con alto nivel en este rasgo tienden a ser agradables, cooperativas, cálidas y fáciles de tratar.

El águila: representa la inteligencia, la visión, la conexión. En la teoría de los Cinco Grandes la Apertura/intelecto describe las diferencias individuales en la exploración cognitiva, la tendencia a buscar, detectar, apreciar, comprender y utilizar información sensorial y abstracta.

·       Las personas con bajo nivel en este rasgo suelen ser más tradicionales y pueden tener dificultades con el pensamiento abstracto, tienden a ser un poco más temerosos, cerrados y quizás más conservadores en sus perspectivas.

·       Las personas con alto nivel en este rasgo tienden a tener una amplia gama de intereses, sienten curiosidad por el mundo y otras personas, se interesan por aprender cosas nuevas y disfrutar de nuevas experiencias. Son más aventureras y creativas.

La paloma: En el cristianismo es el símbolo del espíritu santo. Algunos cuentos sufíes hablan de un pájaro enjaulado que trata de huir, que simboliza la liberación de un objetivo que aparenta descender en el hombre, pero que en cambio emerge de su propio interior. En la teoría de los Cinco Grandes la Extraversión está relacionada con la activación de un propósito, una meta que se vuelve lo suficientemente motivadora para gobernar el procesamiento de la información y el comportamiento posterior.

  • Las personas con bajo nivel en este rasgo tienden a ser más reservadas y muestran menos energía en entornos sociales. No les interesa ser el centro de atención y, a veces, se los describe como tranquilos, aunque pueden ser más extrovertidos si hay confianza.
  • Las personas con alto nivel en este rasgo tienden a extraer energía de situaciones sociales. Disfrutan de la consecución de objetivos reales o imaginarios, impulsados por una meta.

Cuanto más complejo es un sistema, más espacio deja para alternativas y más cosas pueden salir mal. De la misma forma en que ha aumentado nuestra capacidad para manejar información, también ha aumentado la potencialidad para el conflicto interno.

Las dificultades que experimentamos a la hora de hacer frente a desafíos, problemas y situaciones complejas no deriva de la falta de recursos internos, sino de nuestra división interior. La capacidad de abordar adecuadamente una situación difícil solo puede emerger si somos capaces de equilibrar y armonizar sabiamente nuestro zoológico interno:

  • Interpretando adecuadamente si los desafíos que enfrentamos están relacionados con la supervivencia, la adaptación o la evolución.
  • Reconociendo si nuestro toro, león, águila o paloma dominan y/o rivalizan con nuestras otras mentes.

La complejidad consiste tanto en la integración como en la diferenciación. El desafío es crear armonía interna basados en elecciones conscientes. Forjar la vida mediante el propósito y la determinación. Alice Calaprice en The New Quotable Einstein, cita una carta que Einstein le escribió en 1950 a un padre que había perdido a su hijo:

Un ser humano es parte de un conjunto que es el universo, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Él se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sus sentimientos como algo separado del resto. Esto es solo una ilusión óptica de su consciencia.

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