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Fractales

Jason Padgett tiene un raro talento para dibujar fractales. Un fractal es un objeto geométrico cuya estructura básica, se repite a diferentes escalas. Se puede comparar con un copo de nieve. Al ampliarlo, observamos que está formado por copos de nieve más pequeños conectados. Si los volvemos a ampliar, vemos que esos copos de nieve están hechos de otros copos de nieve más pequeños, y así sucesivamente hasta el infinito. En una entrevista con la BBC Padgett dijo:

Estoy obsesionado con los números, específicamente con la geometría. Literalmente sueño con eso. No hay un momento en que no pueda verlos.

Jason Padgett no siempre pensó así. Cuando joven, había dejado la universidad y trabajaba como vendedor de muebles en la fábrica de su padre. En sus palabras:

Era muy superficial. Era el estereotipo del idiota que ves entrando a un bar, ese era yo. Mi vida giraba alrededor de las fiestas. Solía decir ‘las matemáticas son estúpidas, ¿Para qué pueden servir en el mundo real’? Pensaba que eso era una declaración inteligente. Realmente lo creía.

Pero, la noche del 13 de septiembre de 2002 todo cambió. Fue asaltado en un bar y recibió fuertes golpes. En el hospital le informaron que tenía una conmoción cerebral. Según recuerda, los médicos le dieron analgésicos y lo mandaron a descansar a su casa. Luego comenzaron los cambios. Emocionalmente, entró en un estado de pánico continuo al salir de su casa. También desarrolló un trastorno obsesivo compulsivo por los gérmenes, se lavaba las manos cientos de veces al día. Otro de los cambios que experimentó fue una forma totalmente diferente de ver las cosas. En sus palabras:

Todo lo veía pixelado. El agua ya no parecía una cosa suave y fluida, parecía estar formada por pequeñas líneas tangentes. Todo lo veía en cuadrículas y patrones. Me sorprendió. Era hermoso, pero también daba miedo.

Luego del incidente, Padgett, se convirtió en un genio de las matemáticas con habilidades y percepciones de sabio. Las investigaciones en su cerebro, demostraron que su corteza visual ahora estaba trabajando en sincronía con áreas vinculadas a habilidades matemáticas. Se transformó en una de las pocas personas en el mundo que tiene el síndrome de savant adquirido. Una alteración psicológica poco frecuente en que la persona adquiere muchos talentos y habilidades que pueden estar relacionados con la memoria, cálculos o arte. La condición es causada por conexiones entre partes del cerebro que normalmente no están conectadas. La neurocientífica Berit Brogaard, autora del libro The Superhuman Mind, estudió el caso de Padgett. Comenta al respecto:

La suya no era el tipo de sinestesia que las personas tienen desde el nacimiento, sino que se adquirió a través de una lesión cerebral. Estaba viendo patrones, figuras y formas matemáticas en respuesta a su entorno. La mayoría de nosotros no tenemos ese tipo de conocimiento porque no visualizamos fórmulas matemáticas.

En su libro Struck by Genius, Padgett cuenta su experiencia transformadora. Siente que es una persona diferente de lo que era antes. Está hipnotizado por cosas simples que la mayoría de la gente ni siquiera nota, como las gotas de lluvia que caen sobre un charco. A través de los ojos de Padgett, el charco se transforma en complejos patrones ondulantes, superponiéndose y creando formas como estrellas o copos de nieve. Y quiere que todos los demás vean lo que él ve. En sus palabras:

Deberías estar caminando con absoluto asombro en todo momento de que la realidad exista. Estoy teniendo este despertar matemático y todo lo que nos rodea es magia absoluta o lo más cerca que puedes llegar a la magia.

Su percepción del mundo cambió. Su conciencia cambió. Ahora, para él, las matemáticas dejaron de ser estúpidas. Tomaron sentido y son hermosas. Dejaron de ser números, son formas. Recorre el mundo contando su historia, educando sobre matemáticas, hablando de patrones fuera de lo habitual y también mostrando su arte. Escribe:

Creo que soy la prueba viviente de que estos poderes están latentes en todos nosotros.

Michael Gazzaniga en su libro The Consciousness Instinct, señala que la conciencia es una de las verdades fundamentales de la existencia del ser humano, pero al mismo tiempo es el fenómeno más misterioso del universo. La ciencia, por naturaleza, es objetiva. La conciencia, por naturaleza, es subjetiva. En el libro What We Believe but Cannot Prove, el neurobiólogo y profesor de psicología Robert Provine advierte:

El argumento no es que carezcamos de conciencia, sino que sobrestimamos el control consciente del comportamiento.

Jerry Fodor, filósofo y lingüista, en The Modularity of Mind, propuso la idea de que nuestra mente estaba formada por un conjunto de módulos especializados independientes e interconectados. Cada módulo produce resultados que luego convergen con los resultados de los otros módulos. Esto permite una distribución eficaz y segregada de las subfunciones mentales, que, a su vez, colaboran con la optimización de los procesos del cerebro. Esta arquitectura cerebral produce numerosas sub personalidades dentro de nuestras cabezas que compiten por nuestra atención. Gazzaniga, precisa:

Los cerebros modulares son funcionalmente eficientes, puesto que varios módulos pueden procesar información especializada de manera simultánea.

El neurocientífico Alex Korb en The Upward Spiral explica que una región del cerebro puede formar parte de varios circuitos cerebrales.

Hay un circuito en tu cerebro que te ayuda a decidir a qué prestar atención y qué ignorar. Este circuito de atención está influenciado por el circuito de la emoción, de manera que nuestros cerebros están conectados para prestar más atención a las situaciones emocionales. Tienes un cierto control consciente sobre esto, pero en su mayor parte es algo automático e inconsciente.

Sebastian Seung, en el libro Connectome, sostiene que somos diferentes porque nuestros conectomasson distintos. Un conectoma hace referencia a la suma total de conexiones entre las neuronas en un sistema nervioso. El conectoma es como la huella dactilar de nuestra identidad. Cualquier tipo de cambio de personalidad, desde el aprendizaje hasta desarrollar mejores hábitos, implica que se actualiza nuestro conectoma.

Las neuronas ajustan, o reevalúan, sus conexiones fortaleciéndolas o debilitándolas. Las neuronas se reconectan creando y eliminando sinapsis, y se reconectan al hacer crecer y retraer las ramas. Finalmente, se crean neuronas completamente nuevas y se eliminan las existentes mediante la regeneración.

Aunque no sabemos los detalles de cómo funcionan estos procesos, hay evidencia que la reponderación, reconexión, recableado regeneración es permanente y se ve afectada por nuestras experiencias. Según Gazzaniga, la opinión de la neurociencia actual es que la conciencia no constituye un proceso único y generalizado. Cada vez es más claro que la conciencia involucra una multitud de sistemas especializados ampliamente distribuidos y procesos interdependientes, cuyos productos son integrados de manera dinámica. La conciencia es una propiedad emergente. De un momento a otro, diferentes módulos o sistemas compiten por la atención y el ganador emerge como el sistema neuronal que subyace a la experiencia consciente de ese momento. Nuestra experiencia consciente se ensambla sobre la marcha.

Robert Provine argumenta que nos imaginamos inteligentes, conscientes y alertas en las experiencias de nuestra vida. Esto es una ilusión. Estamos engañados por la narrativa incompleta y lógica que genera nuestro cerebro. Estas narrativas son tan convincentes que las aceptamos como obvias. Sin embargo, las percepciones son simplemente nuestra mejor estimación de los estímulos físicos del entorno, no una interpretación precisa de las cosas y los eventos. La imagen de nuestro propio cuerpo es un producto de forma extraña de la función cerebral. La memoria de las cosas pasadas también está cargada de incertidumbre; no es la lectura de información archivada en el banco de datos del cerebro, sino una construcción continua sujeta a errores y sesgos. El cerebro también toma decisiones e inicia acciones antes de que seamos conscientes de detectar y responder a los estímulos. En sus palabras:

En esencia, todo en mi flujo subjetivo personal de conciencia es fabricado, especialmente mi percepción del mundo “allá afuera”. Esto da lugar a un enigma trascendental, un rompecabezas verdaderamente existencial.

Cuanto más profundamente investigamos la realidad con nuestras mentes, más preguntas emergen. Nuestro propio sentido de identidad y libertad son ilusiones evocadas por subrutinas inconscientes de nuestro cerebro. Nuestra percepción del mundo externo es una construcción interna, similar a una simulación. La cosmovisión científica actual nos dice que somos ficticios, anomalías encarnadas en una realidad física incomprensible e inaccesible.

Un antiguo relato sufí, cuenta la historia de un herrero que fue encarcelado injustamente, pero logró fugarse. Su mujer, le confeccionó una alfombra para que realizara sus oraciones diarias. Cumplió con su ritual, hasta que un día se dio cuenta que en la alfombra estaba tejido el diseño de la cerradura de su celda. Hizo un trato con los carceleros para conseguir herramientas y así fabricar objetos, que ellos pudieran vender con beneficios. Mientras tanto, también utilizó las herramientas para hacer una llave y un día se fugó. Como todo cuento sufí, encierra una enseñanza: comprender el diseño de la cerradura que nos mantiene presos, puede ayudarnos a confeccionar la llave para escapar.

Como la neurociencia actual, el budismo rechaza la idea que tenemos un yo estático. Nuestro yo es ilusorio o no lo que parece. Enseña que el sufrimiento humano es causado por la ignorancia y, en particular, porque intentamos aferrarnos a una noción falsa del yo. La salida del sufrimiento es abandonar los deseos y apegos con los que pretendemos conservar esa idea de un yo inmutable y desconectado de los demás.

En la cosmovisión budista, un individuo es visto como un complejo cuerpo-mente, que existe por un flujo de procesos interdependientes o dharmas. El budismo clasifica todos estos procesos en cinco grandes grupos que llama los cinco agregados: forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia. Estos cinco agregados son dinámicos e inestables.

  • Forma y cuerpo: Considera nuestro cuerpo físico y la imagen que tenemos de él. Incluye nuestros cinco sentidos y el sistema nervioso. Observar profundamente nuestro cuerpo y sus partes, nos permite soltar apegos y tensiones innecesarias.
  • Sentimientos y sensaciones: Son los datos e información que recibimos de los cinco sentidos y de nuestra mente. En nuestro interior fluye un río lleno de sensaciones. Pueden ser agradables, dolorosas o neutras. Son impermanentes e insustanciales. Reconocer y observar nuestras sensaciones y sentimientos, permite dejar de temerles e identificarnos con ellas. Somos más que nuestras sensaciones. Comprenderlas es empezar a transformarlas.
  • Percepción y memoria: Son las interpretaciones que hacemos de los estímulos sensoriales. Al percibir algo solemos distorsionarlo, lo cual produce muchas sensaciones dolorosas. Nuestras percepciones a menudo son erróneas y sufrimos innecesariamente. Están condicionadas por aflicciones que están presentes en nosotros; ignorancia, deseo, ira, celos, miedo, la energía de los hábitos. Es útil observar la naturaleza de nuestras percepciones, sin estar demasiados seguros de nada. Cuando estamos demasiados seguros sufrimos.
  • Formaciones o estados mentales: Es la representación de la experiencia subjetiva del objeto percibido. Cualquier cosa hecha de otro elemento es una formación. Una flor es una formación hecha de luz solar, nubes, semillas, tierra, minerales, jardineros. El miedo es una formación mental. Saber que son impermanentes y que carecen de una sustancia real, permite no identificarnos, ni refugiarnos en ellas. La tarea es alimentar y desarrollar formaciones mentales sanas y transformar las insanas.
  • Conciencia: Es la respuesta de la mente en el que el conocimiento del objeto emerge en nosotros. La conciencia desaparece y resurge cambiada de un instante a otro y actúa de manera discriminatoria y parcial. Este constante movimiento genera insatisfacción o sufrimiento ya que no podemos controlar cómo los objetos percibidos aparecerán en el futuro. Para el budismo, la conciencia es, al mismo tiempo, tanto colectiva como individual. La colectiva está constituida por la individual y la individual por la colectiva.

El maestro budista zen, Thich Nhat Hanh, en su libro El corazón de las enseñanzas de Buda, explica que no son los cinco agregados los que nos hacen sufrir, sino la manera en que nos relacionamos con ellos. En sus palabras:

Cuando tengas una sensación dolorosa, observa tu cuerpo, tus percepciones, tus formaciones mentales y tu conciencia para ver qué es lo que la ha causado.

No importa lo complejos que sean nuestros instrumentos, no importa cuán sofisticadas y sutiles sean nuestras teorías y cálculos, sigue siendo nuestra conciencia la que al final interpreta nuestras observaciones. Como un fractal, cada célula de nuestro cuerpo contiene todos los aspectos de nosotros mismos. Transformar las aflicciones de nuestro interior, permite que la conciencia se convierta en sabiduría.

La historia del herrero nos enseña que, para salir de nuestra cárcel, debemos comprender el diseño de lo que nos mantiene encerrados en nuestras celdas. Así como la alfombra de plegarias, la ciencia y la filosofía intentan aportar mayor claridad sobre el funcionamiento de nuestra mente. De la misma forma que el herrero, con la información recibida, es necesario diseñar un plan, reunir los recursos y pasar a la acción. Matthieu Ricard en su libro The Quantum and the Lotus cita a David Bohm, el físico que trabajó con Einstein y más tarde escribió algunos libros junto con Krishnamurti:

La realidad es lo que tomamos como verdad. Lo que tomamos como verdad es lo que creemos. Lo que creemos está basado en nuestras percepciones. Lo que percibimos depende de lo que estamos buscando. Lo que estamos buscando depende de lo que pensamos. Lo que pensamos depende de lo que percibimos. Lo que percibimos determina lo que creemos. Lo que creemos determina lo que tomamos como verdad. Lo que tomamos como verdad es nuestra realidad.

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