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Faster!!!

¿Cuál es el límite para alcanzar la grandeza?, para transformarse en una leyenda, ser reconocido, admirado.

Frecuentemente se acepta que tener pasiones es algo bueno y que ser ambicioso es digno de elogio, sin embargo, lo que no está tan claro es hasta dónde deberíamos llevar estas ambiciones. Abraham Maslow en The Farther Reaches of Human Nature, escribe:

Generalmente tenemos miedo de convertirnos en aquello que podemos vislumbrar en nuestros momentos más perfectos […] Disfrutamos e incluso nos emocionamos con las posibilidades divinas que vemos en nosotros mismos […] Y, sin embargo, simultáneamente temblamos de debilidad, asombro y miedo ante estas mismas posibilidades.

No es el caso de la película Whiplash de Damien Chazelle, en ella se aborda de forma inquietante la delgada línea entre la determinación y la obsesión, entre el deseo y el propósito, entre la mediocridad y la grandeza.

Whiplash a través de la compleja relación entre un estudiante y su brutal mentor, plantea el tema de hasta dónde se puede llegar en la búsqueda de la trascendencia. Es una película centrada en contradicciones y límites, entre pasión y obsesión, entre arte y sufrimiento. Explora el esfuerzo de uno mismo y el empujar a los demás a superarse.

La pasión es el vivo interés por algo, la obsesión es una idea o sentimiento intenso y continuo. La obsesión es la pasión elevada al cuadrado. La obsesión tiene mala prensa, mala reputación, pero ha ayudado a alcanzar logros sin precedentes. La historia está repleta de ejemplos. Steve Jobs comentaba en una entrevista:

Cualquier persona racional se daría por vencida. Tienes que hacerlo por mucho tiempo. Así que, si no te gusta, si no te diviertes haciéndolo y no lo amas, te vas a rendir.

Andrew Neiman, es un aspirante a baterista de jazz de 19 años, que asiste a una prestigiosa escuela de música: el conservatorio Shaffer. Mientras Andrew practica batería, conoce a Terrence Fletcher, el líder de la banda de estudio de la escuela, que anda reclutando talentos. Fletcher es reverenciado por sus logros y excelencia, pero también por su brutalidad y crueldad. Este sadismo no es un fin en sí mismo. En su conversación inicial, Fletcher le cuenta a Andrew una historia sobre Charlie Parker, considerado el mejor saxofonista de la historia.

Un día, mientras Parker improvisaba, perdió la melodía y luego el ritmo, entonces el baterista de la banda Jo Jones le arrojó un platillo. Parker salió del escenario humillado y lloró toda la noche. Sin embargo, al otro día siguió practicando, al año regresó y Charlie Parker se convirtió en “Bird”.

Para Fletcher, cualquier cosa se justifica con el fin de encontrar y perfeccionar a otro “Bird”. Fletcher dice:

Empujo a la gente más allá de lo que se espera de ellos […] creo que es una necesidad absoluta […] si no, le estamos negando al mundo al próximo Louis Armstrong o Charlie Parker.

La obsesión de Fletcher es exigir al máximo a sus estudiantes con insultos, mentiras, amenazas y agresiones para separar a los talentos del resto.

Imagínense si Jones hubiera dicho: “Bueno, está bien, Charlie. Eso estuvo bien. Buen trabajo.” Entonces Charlie piensa para sí mismo: “Bueno, mierda. Hice un trabajo bastante bueno “. Fin de la historia, sin “Bird”. Eso, para mí, es … una absoluta tragedia. ¡Pero eso es justo lo que el mundo quiere ahora! La gente se pregunta por qué el jazz está muriendo…Te lo diré hombre. Y cada álbum de “jazz” de Starbucks demuestra mi punto. No hay dos palabras más dañinas que …”buen trabajo”.

Andrew, vive con su padre Jim. Un sencillo profesor de enseñanza media, divorciado. La madre los abandonó cuando Andrew era un niño. Fletcher al conocer la historia de Andrew, le recomienda escuchar a los grandes músicos. La amabilidad y simpleza de Jim, contrasta con la brutalidad y brillantez de Fletcher. Andrew percibe rápidamente que su pasión por la música podría tener la gran oportunidad de desarrollarse plenamente con la guía de este tremendo mentor.

En una cena en la casa de un tío, la familia de Andrew comparte elogios por los logros de cada uno de los primos, sin embargo, los logros de Andrew son pasados por alto. Estalla, y les cuenta que está en camino de convertirse en el próximo Charlie Parker.

Jim: Morir en la ruina, borracho y lleno de heroína a los 34 años no es mi idea de éxito.

Andrew: Prefiero morir en la ruina y borracho a los 34 y que la gente en una mesa hable de ello que morir rico y sobrio a los 90 y que nadie se acuerde de mí.

Al principio, Andrew es retratado como un personaje vulnerable y optimista. Parece capaz de mantener un equilibrio entre su pasión por la música y una vida fuera de ella, yendo al cine con su padre y cultivando una relación sentimental con Nicole. Sin embargo, en la medida que Andrew se va obsesionando con alcanzar el nivel exigido por Fletcher, se da cuenta que necesita practicar mucho más. Nicole se convierte en un obstáculo, le quita tiempo. Cuando Andrew le explica a Nicole el motivo por qué decidió terminar la relación, ella le responde:

Me desprecias porque aún no sé lo que quiero, y tú tienes un camino a la grandeza, y yo voy a ser olvidada y entonces no vas a querer ni hablarme, porque tienes metas más grandes.

Whiplash nos confronta con esta extendida forma de búsqueda de gloria y éxito. Una búsqueda de grandeza individualista, que tiende a impulsar la soledad y el aislamiento. Cuando hablamos de Ernest Hemingway o de Vincent Van Gogh, frecuentemente nos referimos a su talento y rara vez a sus trágicas vidas. Henry David Thoreau, escribe:

El costo de una cosa es la cantidad de aquello que yo llamo vida, necesaria para adquirirla, ya sea a corto o a largo plazo.

Las historias de Rafael Nadal, Tiger Woods, Serena Williams o Mozart muestran que desde pequeños fueron empujados de una forma muy dura para alcanzar la grandeza en su disciplina, en la mayoría de los casos su motivación interna se alinea con su contexto.

David Collins de la Universidad de Central Lancashire junto con Áine MacNamara, publicaron un artículo llamado The Rocky Road to the Top: Why Talent Needs Trauma. En su investigación descubrieron que la vida de los super campeones no es fácil. Han experimentado muchos desafíos y traumas para estar donde están. Sin ellos, argumenta Collins, los atletas jóvenes están mal equipados para manejar el fracaso inevitable que enfrentan todos los deportistas de alto rendimiento.

El camino hacia el éxito no es lineal y está pavimentado de desafíos, grietas y obstáculos […] Si un atleta joven está progresando por un camino lineal, ¡derríbalo! Los atletas jóvenes deben enfrentar desafíos y fracasos, de lo contrario, nunca aprenderán.

Según Collins, los atletas jóvenes que progresan a lo largo de una trayectoria sin complicaciones tienen muchas más probabilidades de fracasar en el largo plazo. Si no cuentan con la experiencia y el conocimiento arraigado de que el fracaso es parte del éxito, cuando pasen por dificultades, no serán capaces de recuperarse. La investigación de Collins, muestra que es imperativo equipar a los deportistas jóvenes con el entendimiento de que es imposible tener éxito siempre. Collins señala:

El énfasis no está en cuántos desafíos enfrenta un atleta, sino en cuántas habilidades cruciales desarrolla. […] Los niños que llegan al nivel de élite son los que admiten sus fracasos y se centran en dónde mejorar.

Después de un fracaso, o luego de una experiencia física y mental traumática, el atleta y el entrenador necesitan tiempo para reflexionar sobre lo que salió mal y cómo mejorar el rendimiento en el futuro. No sirve de nada lanzar un desafío tras otro a un atleta en desarrollo. Eventualmente, sucumbirá a la presión y sufrirá un estallido psicológico o fisiológico. El desafío es tan importante como reflexionar sobre las lecciones.

Sin embargo, Fletcher, tiene un enfoque diferente sobre el desarrollo, la relación con sus músicos y el alto desempeño. Sus estándares son trascendentes y objetivos. Seduce, golpea e incita a sus alumnos a alcanzar la perfección. Esa es su obligación. La perfección lo impulsa. Ese fin perseguido justifica casi cualquier medio por el cual lograrlo, incluidas la crueldad, la mentira, la vulgaridad y el maltrato físico y psicológico. Sus alumnos aprecian tocar en su banda, a pesar de su brutalidad. Debido a que no soporta la mediocridad, muchos se elevan a nuevos niveles de maestría musical. Aquellos que no están a la altura de sus exigencias se alejan de la música. Cuando se entera que uno de sus graduados exitosos se suicidó, Fletcher se desanima, pero no cambia. Continúa imponiendo su método. Para Fletcher, sus músicos no son fines en sí mismos, que deben ser respetados como seres humanos; son medios para alcanzar su ideal estético. Para alcanzar este fin, todo está permitido. En una conversación entre Andrew y Fletcher dicen:

Andrew: ¿Pero hay una línea? ¿Sabes, quizás vayas demasiado lejos y desalientes al próximo Charlie Parker para que no se convierta en Charlie Parker?

Fletcher: No, hombre, no. Porque el próximo Charlie Parker nunca se desanimaría.

Contrariamente a la creencia de Fletcher, existe una línea que nunca debe cruzarse. Immanuel Kant, desaprobaría su planteamiento. En el imperativo categórico Kant afirma:

Actúa de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, nunca simplemente como un medio para un fin, sino siempre al mismo tiempo como un fin.

Un Fletcher kantiano no colocaría el propósito estético por encima de la dignidad de las personas. La crueldad no justifica la aparición de un Charlie Parker, ni de ninguna otra cosa. Los matones engendran matones; el abuso engendra abuso. El abuso físico y emocional se manifiesta más tarde en muchas formas de comportamiento antisocial y delictivo. Mahatma Gandhi, señalaba:

Cualquier acción dictada por el miedo o por la coerción de cualquier tipo deja de ser moral.

Quizás Andrew logre el virtuosismo impulsado por las obsesiones de Fletcher, si es así, entonces los métodos de Fletcher funcionaron, ya que a pesar de todo llevaron a Andrew a alcanzar su idea de grandeza. Sin embargo, Douglas Groothuis, en Does the Aesthetic End Justify the Immoral Means?, escribe:

Whiplash nos brinda dos personajes convincentes, ambos en la búsqueda de lo que pocos logran: el dominio musical. En el drama, tres filosofías morales compiten por la justificación. Si uno cree que utilizar casi todos los medios para alcanzar un fin […] entonces Fletcher y su método están justificados. Si uno se pone del lado de Kant, entonces la crueldad, la deshonestidad y cosas por el estilo no pueden justificarse bajo ninguna condición. En el ético de la virtud […] Fletcher carece de las disposiciones establecidas que conducen al florecimiento humano del carácter individual y de la sociedad en su conjunto.

La base de la grandeza es la capacidad de esforzarse, de hacerlo en la dirección correcta y de mantenerse relativamente cuerdo y seguro en el camino. Construir una base ética sólida es fundamental, tanto para aumentar las posibilidades de éxito como para desarrollarnos como seres humanos integrales y sanos.

La grandeza no está limitada a un único objetivo, sino a la plenitud que encarna la existencia humana: definimos nuestro propósito y avanzamos, pero nunca separados de los demás. Hermann Hesse, escribe en Demian:

El patrimonio de la humanidad es lo que le permite volar. Es el sentido que nos enlaza a toda energía. Pero surge el miedo al peligro de entregarnos, de confiar en esa fuerza, y la mayoría renuncia a volar. Entonces optan por deslizarse apoyados en el bastón de la moral y los preceptos legales, tranquilos, como buenos burgueses con caras de ovejas, por las aceras.

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