Poco más de cien años tras la muerte de Sócrates, un joven comerciante fenicio de 22 años, llamado Zenón de Citio, transportaba por el Mediterráneo un gran cargamento de tinte púrpura para vender en Grecia. El producto se extraía de un crustáceo marino, que primero debía ser fermentado y disecado, para luego sacar a mano unos pocos gramos del valioso […]
