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Némesis

De acuerdo con Forbes, Elon Musk es la persona más rica del planeta. Su liderazgo visionario, estilo de gestión y perseverancia han sido fundamentales para convertir a Tesla en la empresa automotriz más valiosa del mundo, superando a gigantes como Toyota y Volkswagen. En 2023, su empresa SpaceX alcanzó un hito impresionante con un récord de 96 lanzamientos exitosos de cohetes, evidenciando su capacidad para generar impacto significativo en diversas industrias. Sin embargo, Musk también se ha hecho conocido por decisiones aparentemente impulsivas y tuits controvertidos. Su biógrafo Walter Isaacson, comenta que Antonio Gracias, miembro de la junta directiva de Tesla y amigo cercano, una vez le quitó el teléfono a Musk para evitar que tuiteara hasta altas horas de la noche. A principios de este año en una entrevista con la BBC Musk dijo:

“Creo que no debería tuitear después de las 3:00 a.m. Si vas a tuitear algo que tal vez sea controvertido, guárdalo como borrador y luego míralo al día siguiente, para ver si todavía quieres tuitearlo”.

En octubre de 2022, Musk decidió comprar la red social Twitter por 44.000 millones de dólares tras un proceso lleno de controversias y negociaciones. En el transcurso de un año, renombró la empresa como X Corp. y despidió al 80% de su personal. Esta gestión, junto con tuits y comentarios suyos relacionados con una teoría de conspiración antisemita, provocó que grandes anunciantes como Apple, IBM y Disney cancelaran sus contratos, lo que resultó en una reducción del 50% en los ingresos por ventas de la compañía. En un año Twitter ha perdido más de la mitad de su valor de mercado. Walter Isaacson, en su podcast On Musk comentó:

“En un momento le pregunté: ¿Cómo encaja esto en tu misión? No tiene sentido. Quiero decir, creo que es una idiotez comprar Twitter porque no tienes ni idea de las redes sociales y emocionales. Lo admitió y dijo: sí, tal vez sea un capricho, tal vez realmente no encaja”.

Posteriormente, Musk justificó la adquisición de Twitter con la idea de crear una “Super App”, similar a la plataforma china WeChat que integra redes sociales, mensajería y funciones financieras. Dijo:

“Comprar Twitter es un acelerador para crear X, la aplicación de todo. Obviamente, podría partir desde cero, pero creo que Twitter ayudará a acelerar entre tres y cinco años el proceso. Así que pensé que sería útil. Sé lo que tengo que hacer”.

No obstante, su gestión con Twitter ha provocado una notable destrucción de valor. Isaacson afirma que Musk es un gestor muy duro, esto contrasta con la cultura centrada en las personas de Twitter, donde se valoraba el cuidado personal y la salud mental. Musk no se preocupa por eso. En palabras de Isaacson:

“Musk cree en la intensidad maníaca. Si siente que la gente no se esfuerza, pone a todo el mundo a trabajar 24 horas. Y él no es empático, no le importa que se sientan bien los trabajadores o la gente a su alrededor. Se preocupa por la misión”.

El reconocido político y médico británico David Owen ha escrito extensamente sobre la dinámica entre la enfermedad y el ejercicio del poder, poniendo especial énfasis en la arrogancia. Owen, conocido por acuñar el término “síndrome de hubris”, explica en su libro En el poder y en la enfermedad cómo el poder suele inducir cambios psicológicos que llevan a la grandiosidad, al narcisismo y comportamientos irresponsables. Según él, los políticos y líderes en posiciones de poder a menudo desarrollan patrones de conducta que rozan la inestabilidad mental. Cita a Bertrand Russell para ilustrar que la falta de humildad en personas poderosas frecuentemente desemboca en una forma de locura caracterizada por la embriaguez del poder.

La palabra hubris, deriva del griego hybris, que describe a una persona cuya excesiva soberbia y autoconfianza le llevan a despreciar los límites establecidos para la conducta humana. Esta forma de orgullo ciega al arrogante, impulsándolo a actuar irracionalmente y en contra del sentido común. Ejemplos mitológicos de hubris incluyen a Ícaro, que desafió al sol volando demasiado cerca de él, y al rey persa Jerjes, que mandó azotar al mar en represalia por la destrucción de sus naves en una tormenta. En estos relatos, la diosa Némesis representa la justicia, encargada de restablecer el equilibrio cuando los mortales se exceden.

Según los griegos, la trayectoria de la hubris tenía más o menos las siguientes etapas. El héroe se gana la gloria y la aclamación al obtener un éxito inesperado. La experiencia se le sube a la cabeza: empieza a tratar a los demás, como simples mortales, con desprecio y desdén. Adquiere tanta confianza en sus capacidades y superioridad que se cree capaz de lograr cualquier cosa. Este exceso de confianza lo hace interpretar equivocadamente las situaciones y comienza a cometer errores. Al final, recibe su merecido, al encontrarse con su Némesis que lo destruye. A menudo los dioses ordenan la intervención de Némesis cuando consideraban que los actos de un arrogante mortal transgredían los límites de la condición humana. Los dioses no toleran semejante cosa, y toman medidas. La moraleja es que debemos cuidar que el poder y los éxitos se nos suban a la cabeza y meter la pata. La hubris precede a la caída.

Jim Collins, ampliamente reconocido por sus investigaciones en gestión empresarial y sus análisis sobre las prácticas de empresas exitosas, aborda en su libro Cómo caen los poderosos la dinámica detrás del fracaso en grandes corporaciones, inspirado por el colapso de gigantes como Lehman Brothers y Enron. Collins explica:

“Limitarnos a estudiar el éxito es un error. Aprendemos más al analizar por qué una gran empresa cayó en la mediocridad (o incluso peor) y compararla con empresas que se mantuvieron exitosas. De hecho, comprender cómo se puede perder la excelencia es crucial para sostener resultados sobresalientes. Es preferible aprender de las caídas de otros que repetir sus errores por ignorancia”.

El patrón común que encontró Collins en las diferentes fases de la caída de las grandes empresas fue la arrogancia de sus líderes. Arrogancia en los saltos indisciplinados dados a áreas en las que no tienen competencias. Arrogancia en la persecución de un crecimiento desmedido. Arrogancia en las decisiones arriesgadas tomadas visceralmente. Arrogancia en la negación de la posibilidad de que la empresa pueda estar en peligro debido a amenazas externas o problemas internos. Collins advierte que la arrogancia es fácilmente perceptible en figuras públicas, líderes empresariales, deportistas, artistas y científicos, pero es más difícil reconocerla en nosotros mismos. Nuestro ego a menudo nos convence de que somos diferentes y especiales, impidiendo la autocrítica necesaria para el crecimiento personal y profesional.

Brendon Burchard, en su libro Hábitos de alto impacto, entrevistó a personas que habían logrado un alto rendimiento sostenido en diferentes disciplinas, pero que luego habían tenido fracasos estrepitosos. Su objetivo era entender como estas personas interpretaban las causas de su colapso.Identificó tres trampas:

Superioridad. Los logros pueden provocar en las personas de alto rendimiento una tendencia a creerse superiores, más capaces y merecedoras que otros. Este sentimiento de superioridad puede ser un obstáculo para el aprendizaje, la conexión con los demás y el crecimiento personal. La excesiva confianza en las propias habilidades y opiniones a menudo conduce a una falta de apertura a nuevas perspectivas y oportunidades. Es en el momento en que se adoptan creencias absolutas cuando la sensación de superioridad prevalece. Ashlee Vance, autor del libro Elon Musk: Tesla, SpaceX, and the Quest for a Fantastic Future, en una entrevista comentó sobre el interés de Musk por Twitter. Su respuesta fue:

“Cada éxito en su carrera le ha llenado de confianza, le ha alimentado el ego y su ambición. Siempre ha parecido estar en una misión de superarse a sí mismo, pero cada vez se lo pone más difícil”.

Las investigaciones de Burchard evidencian que el sentimiento de superioridad es perjudicial para líderes y profesionales de alto rendimiento. Burchard advierte que el éxito puede llevar a un aislamiento y una autosuficiencia que nos desconectan de los demás y nos impiden crecer. Para contrarrestar esto, sugiere desarrollar prácticas que fomenten la conexión y la apertura a diferentes puntos de vista. Estas prácticas incluyen ser consciente de los riesgos inherentes a una posición de poder, buscar activamente retroalimentación, reflexionar sobre el propio papel y circunstancias, y practicar la gratitud para reforzar la humildad. Burchard resalta que incluso sin intención, podemos proyectar una imagen de superioridad, por lo que es crucial mantener un liderazgo humilde y comprometido. Evitar la arrogancia y mantener la humildad.

Insatisfacción. Las personas de alto rendimiento se caracterizan por la necesidad constante de mejorar. Esta mentalidad implica una falta de conformidad con los logros alcanzados, lo cual puede llevar a un tipo de perfeccionismo contraproducente. Mantener altos estándares, pero terminar autocastigándose por cualquier fallo menor. Esta actitud puede generar una ansiedad enfermiza ante la posibilidad de cometer errores, dificultando el alcanzar un rendimiento óptimo. La obsesión por evitar errores está vinculada a varios efectos negativos, como la ansiedad, la baja autoestima, una predisposición al fracaso y reacciones exageradas ante errores menores. Según Isaacson, Musk es adicto al drama. Tuvo una infancia muy dura. El dolor de su infancia lo hace sentirse perseguido por la necesidad de probarse permanentemente a sí mismo. Se siente incómodo cuando todo va bien. En una entrevista Musk dijo:

“Siempre veo lo que está mal. Cuando veo un automóvil, un cohete o una nave espacial, solo veo lo que está mal. Nunca veo lo que está bien. No es una receta para la felicidad”.

La satisfacción es un componente clave para un rendimiento óptimo. La insatisfacción perpetua puede fomentar una mentalidad negativa, reduciendo tanto la eficiencia como el bienestar general. Burchard destaca la importancia de apreciar y disfrutar de los avances y retrocesos, argumentando que es posible combinar la satisfacción con la búsqueda de la excelencia. La constante insatisfacción puede afectar negativamente la calidad de vida y las relaciones interpersonales. Por tanto, encontrar satisfacción en los logros es esencial para un liderazgo efectivo y una vida plena.

Negligencia. En las personas de alto desempeño, la negligencia se manifiesta por su obsesiva búsqueda de logros y maestría en su disciplina, descuidando otros aspectos de su vida. Es la historia común de quienes, absortos en su trabajo, olvidan a su familia, su bienestar personal y su salud. En las personas de alto desempeño, la negligencia se presenta en dos formas: el olvido y la extralimitación. El olvido ocurre cuando la concentración en una sola área es tan intensa que se ignora por completo la aparición de problemas en otros aspectos de la vida. La extralimitación se refiere a extenderse más allá de lo razonable, esforzándose excesivamente o en demasiadas direcciones simultáneamente. Isaacson, comenta que en su opinión Musk no está motivado por el dinero. Si lo estuviera, no habría montado una empresa de cohetes o de automóviles eléctricos ni habría comprado Twitter. Según él, persigue grandes misiones y, en el camino, ve cómo financiarlas. Sin embargo, a menudo gasta tiempo y energía en temas irrelevantes. Musk admite que es adicto a Twitter. En palabras de Isaacson:

“Cuando miras la controversia que ha causado, y, de hecho, la enemistad y el odio que ha engendrado, alrededor del 95 por ciento de eso proviene de lo que dice en Twitter, o de lo que hace en Twitter, o de lo que le hace a Twitter”.

La negligencia, al igual que la superioridad y la insatisfacción, no surge de una decisión consciente. Burchard señala que las personas de alto rendimiento suelen ser más propensas a reconocer y asumir la responsabilidad por su propia negligencia. Para prevenirla, sugiere cuidar el equilibrio y realizar revisiones regulares en todas las áreas de la vida. Es crucial establecer límites claros, no sobrepasarse y aprender a rechazar compromisos y desafíos excesivos. Ser capaces de decir “no” y fijar límites es una forma de proteger nuestra integridad y consistencia.

La gestión de Elon Musk en la adquisición y transformación de Twitter sirve como ejemplo de que independiente de la trayectoria, experiencia, recursos y habilidades, las mismas características que han contribuido al éxito de una persona, si se llevan al extremo también pueden ser catalizadores del fracaso. En el caso de Musk, su sentido de superioridad, la insatisfacción perpetua y una tendencia a la negligencia en varias facetas de su vida, han afectado significativamente su bienestar personal, han provocado un deterioro a la empresa y a la percepción pública sobre su capacidad como líder. Este caso subraya la importancia crítica de mantener un equilibrio saludable, fomentar la autoconciencia y practicar la humildad, incluso en posiciones de gran poder y responsabilidad. Thich Nhat Hanh aconsejaba:

“Tu medio de subsistencia puede ser una expresión de tu yo más íntimo o una fuente de sufrimiento para ti y los demás. Descubre qué es lo que te aporta una alegría y felicidad duraderas. Transforma tu sufrimiento en compasión, paz y comprensión, y hazlo con alegría y calma”.

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