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Ingeniería de Prompts

Martin Puchner, profesor de inglés y literatura comparada de la Universidad de Harvard en su libro Culture: A New World History, sostiene que durante milenios los humanos hemos estado asimilando y mezclando aportes de generaciones anteriores y otras culturas para generar resultados sincréticos nuevos. Escribe:

“Cada civilización, tiende a sobreestimar la originalidad de su propia cultura para sostener reclamos dudosos de superioridad y propiedad. Esos reclamos olvidan convenientemente que todo viene de algún lugar, se desentierra, se toma prestado, se mueve, se compra, se roba, se graba, se copia y a menudo se malinterpreta. La cultura es un enorme proyecto de reciclaje”.

Puchner afirma que, la IA generativa está haciendo en forma masiva lo que los humanos hemos estado haciendo siempre: mezclando diferentes contenidos culturales para producir resultados ligeramente novedosos. De esta forma, los sistemas de Inteligencia Artificial Generativa pueden considerarse como gigantescas máquinas de sincretismo cultural. Según Puchner, los modelos de IA generativa pueden ser una herramienta fantástica para potenciar la creatividad humana con nuevas ideas, en textos, música, imágenes y video. Si se les induce de la manera correcta, estos modelos pueden actuar como un compañero de entrenamiento útil y una fuente incansable de inspiración para proyectos creativos. Actualmente, Puchner está experimentando con chatbots para conversar con figuras históricas, como Aristóteles, Confucio y Jesús. En una reciente entrevista señaló:

“La ingeniería de prompts debería ser parte del plan de estudios de Harvard”.

En su libro The Written World: The Power of Stories to Shape People, History, and Civilization, Puchner realizó un recorrido apasionante de cómo la literatura y las tecnologías de escritura han evolucionado para crear el mundo que tenemos hoy. Su tesis es que los textos escritos son códigos que definen la identidad de los pueblos y dan forma a la manera en que los seres humanos organizamos nuestras vidas. Las culturas orales tenían relatos con diferentes reglas y propósitos, pero cuando estas narraciones se cruzaron con la escritura, nació la literatura que como una nueva fuerza transformó todo. Puchner explica que no es de extrañar que fuera Sócrates el maestro más enfático en desdeñar este nuevo invento. En una cita del Fedro de Platón, Sócrates relata un encuentro mítico entre Theuth, el dios egipcio inventor del cálculo, la geometría y la astronomía, y Thamus, el rey de Egipto en ese entonces. Theuth proclama con orgullo al rey:

“Este conocimiento, oh rey, enriquecerá la sabiduría de los egipcios y mejorará su memoria, pues ha sido diseñado como un elixir para la mente y el recuerdo”.

El dios, entusiasmado con su invento de la escritura, asegura al rey Thamus que esta nueva tecnología ayudará a los egipcios a preservar sus recuerdos y les otorgará una sabiduría que supera sus capacidades innatas. Sin embargo, el rey expresa su escepticismo:

“Este invento, en realidad, inducirá al olvido en aquellos que lo aprendan, por descuidar el ejercicio de la memoria. Debido a su dependencia de la escritura, recordarán con la ayuda de símbolos externos y no desde su interior mediante su propio esfuerzo”.

Thamus argumenta que, lejos de mejorar la memoria, la tecnología de la escritura fomentará el olvido en el alma de las personas. A través de este relato mitológico, Sócrates advierte que aquellos que confían en medios externos para recordar y razonar, terminan recitando textos sin realmente entenderlos:

“No ofreces verdadera sabiduría a tus discípulos, sino solo la apariencia de ella. Pues al haber escuchado hablar sobre muchos temas sin una verdadera enseñanza, parecerán saber mucho, aunque en realidad serán en su mayoría ignorantes; y resultarán difíciles de soportar, pues se habrán convertido, en lugar de en sabios, en hombres que solo presumen de serlo”.

Pese a los argumentos de su maestro en contra de la escritura, Platón aseguró el legado de Sócrates mediante la palabra escrita. El Sócrates que conocemos es el Sócrates de Platón, un Sócrates transmitido mediante textos. Irene Vallejo, en su libro El infinito en un junco, narra que en el mundo antiguo los libros eran objetos artesanales, es decir, de laboriosa fabricación, únicos e incontrolables. Tenían que ser copiados uno a uno y muchas veces era el propio lector que los copiaba en su hogar. En palabras de Vallejo:

“Todos los grandes avances —la escritura, la imprenta, internet…— han tenido que enfrentarse a detractores apocalípticos”.

Cuando Gutenberg comenzó el proyecto de imprimir la Biblia, tenía que demostrar que sus máquinas podían crear algo tan pulcro, preciso, riguroso y elegante como las producidas por los mejores escribas que dedicaban sus vidas a esa tarea. Puchner escribe:

“Cuando Gutenberg presentó su Biblia fabricada mecánicamente, la Iglesia quedó prendada: era más hermosa que cualquiera que pudiera haber creado el monje más piadoso. Pese a su belleza deshumanizada, las Biblias de Gutenberg eran lo suficientemente baratas como para que las parroquias y los monasterios pudieran comprarlas”.

Todas las páginas de la Biblia de Gutenberg tenían dos columnas geométricas con un nivel de precisión y simetría que ningún calígrafo podía aspirar a conseguir. Gutenberg terminó superando sus propias expectativas y creando un nuevo patrón con el que se medirían los libros. Una máquina había superado la mano del hombre. Había un motivo adicional que impulsó a la Iglesia a aceptar inmediatamente esta nueva tecnología: reducía los innumerables errores de los copistas. Puchner escribe:

“Es una lección importante para los que vivimos a comienzos del siglo XXI, porque estamos atravesando otra revolución en la tecnología de la escritura, mucho más fundamental que la revolución de la imprenta”.

Dennis Yi Tenen, ex ingeniero de software en Microsoft y actual profesor de inglés en la Universidad de Columbia está dedicado a explorar la intersección entre las personas, el texto y la tecnología. En su reciente libro Literary Theory for Robots: How Computers Learned to Write, afirma que la IA generativa no nos salvará ni nos destruirá, ya que es simplemente un ‘continuum’ de un hilo histórico particular. Escribe:

“Creo que el talento humano siempre supera la media. Por lo tanto, si la IA representa una nueva media, el listón siempre está subiendo”.

Tenen explica que, por definición, la comprensión es un concepto humano. La inteligencia artificial, en muchos sentidos, no tiene que ver con la inteligencia, al menos tal como la entendemos los humanos. Tiene que ver más con el aprovechamiento de cantidades masivas de datos para calcular probabilidades. Cualquiera que sea la inteligencia artificial generativa que utilicemos, fue entrenada con nuestras propias palabras. Son algoritmos matemáticos complejos con un gran poder predictivo, para que la siguiente letra, palabra u oración tenga sentido, es decir, sea contextualmente apropiada. La inteligencia artificial es en realidad una inteligencia colectiva disimulada. En palabras de Tenen:

“La IA es un esfuerzo cooperativo gigantesco. Y eso en sí mismo es asombroso: que miles de personas puedan colaborar a lo largo de siglos para corregir la gramática de una oración. No es IA, es trabajo colectivo que se realiza a través de la tecnología”.

La IA, en particular los grandes modelos lingüísticos (LLM) son herramientas que invitan a una profunda reflexión sobre cómo las habilidades humanas y las tecnológicas pueden complementarse. En el reciente artículo publicado en Science: Generative AI enhances individual creativity but reduces the collective diversity of novel content, Anil Doshi de la UCL y Oliver Hauser de la Universidad de Exeter se propusieron investigar cómo la IA generativa afecta la capacidad de las personas para producir contenido creativo. Para la investigación, seleccionaron a 293 participantes de la plataforma Prolific. Se les asignó aleatoriamente uno de tres temas de escritura: una aventura en alta mar, una aventura en la selva o una aventura en otro planeta. Se les pidió que escribieran una historia de ocho oraciones dirigida a un público adolescente y adulto joven. Los participantes se dividieron en tres grupos:

  • Grupo solo humano: Este grupo escribió sus historias sin ninguna herramienta de IA.
  • Grupo humano con una idea de IA: Los participantes podían solicitar una única idea de historia de tres frases del modelo ChatGPT-4 de OpenAI.
  • Grupo humano con cinco ideas de IA: Los participantes podían solicitar hasta cinco ideas de historia del mismo modelo de IA.

Las historias fueron evaluadas por 600 personas, en cuanto a creatividad, calidad y originalidad, sin saber si habían sido escritas con la ayuda de IA. Los investigadores informan:

“Hemos descubierto que obtener ideas de la IA generativa mejora la creatividad de una historia. Lo que nos sorprendió fue que casi todo el aumento de la creatividad lo experimentaron los escritores menos creativos de nuestra muestra. No solo eso, sino que obtener múltiples ideas de la IA puso la creatividad evaluada de sus historias a la par con la de los más creativos de nuestra muestra. Vimos un claro efecto de ‘nivelación del campo de juego’ al obtener ideas de la IA en la creatividad de la historia”.

Sin embargo, los investigadores también descubrieron que las historias de los grupos asistidos por IA eran más parecidas entre sí. Esto plantea inquietudes sobre la posible homogeneización de los resultados creativos si las herramientas de IA se utilizan ampliamente. En palabras de los investigadores:

“Las herramientas de IA generativa, como ChatGPT, mejoran la creatividad promedio de la historia de un escritor, pero en conjunto, las historias que tenían ideas de IA se parecían más entre sí que las que no recibieron asistencia. Por lo tanto, existen implicaciones potencialmente significativas, tanto positivas como negativas, para los individuos y la sociedad en su conjunto”.

A principios de los sesenta Marshall McLuhan, revolucionó todo lo que se conocía sobre el impacto de los medios de comunicación, la tecnología y la manipulación que ejercen sobre la sociedad. Con su aforismo ‘el medio es el masaje’ McLuhan destacó que la forma en que adquirimos la información nos afecta más que la información en sí misma. En el artículo Laws of Media y el libro The Global Village, publicados póstumamente en 1989 McLuhan advirtió sobre lo que está sucediendo con las tecnologías. Escribió:

“Todos los artefactos humanos, —ya sea el lenguaje, o las leyes, o las ideas, o las hipótesis, o los instrumentos, o el vestido, o los computadores— son extensiones del cuerpo físico o de la mente. El hombre, el animal que fabrica herramientas, lleva muchísimo tiempo intentando extender uno u otro de sus órganos sensoriales, de modos que afectan al resto de sus sentidos o facultades”.

McLuhan propone cuatro criterios para identificar las propiedades y las acciones que producen en nosotros las tecnologías, medios y artefactos. Se aplican a todo tipo de creaciones humanas, hardware o software, bulldozers o botones, estilos poéticos o sistemas filosóficos. Las tétradas de McLuhan se formulan como preguntas:

  • ¿Qué es lo que la herramienta, tecnología o medio extiende, intensifica, acelera o hace posible?
  • ¿Qué reduce o deja obsoleto?
  • ¿Qué acciones, servicios o formas anteriores recupera?
  • Cuando se lleva al extremo de sus potencialidades ¿Cuál es la reversión o retorno a una situación previa?

Comprender el uso humano de un artefacto puede predecir el impacto social de un nuevo invento. Dan Pontefract en su artículo Reviewing ChatGPT Through The Lens Of Marshall McLuhan’s Tetrad, propone las siguientes respuestas a las tétradas de McLuhan para las herramientas de inteligencia artificial generativa:

  • Amplifican el deseo de la sociedad por atajos.
  • Reducen el interés de las personas de ser pensadores creativos.
  • Facilitan el acceso a información desconocida.
  • Disminuyen la disposición a pensar de manera crítica.

Hace varias décadas, transferimos nuestra capacidad de hacer cálculos matemáticos a ese artefacto que llamamos calculadora. Hoy la preocupación es si vamos a delegar también nuestra capacidad de escribir todo tipo de textos a herramientas como ChatGPT, Meta AI, Gemini u otras. Si se les induce de la manera correcta, estas herramientas pueden actuar como un compañero de entrenamiento útil y una fuente incansable de inspiración. Pueden ser el equivalente algorítmico de ‘pensar fuera de la caja’. Pero, como todo haz tiene su envés, también pueden afectar significativamente la novedad colectiva. Leonardo Werner en su artículo ChatGPT and the place of the human being in an automated society, invita a reflexionar:

¿Queremos simplemente ‘consumir’ estas tecnologías tanto como podamos, en el sentido de extraer la mayor cantidad de información y conveniencia posible? ¿O estamos dispuestos a explorar nuevas formas de compromiso con ellas para generar resultados únicos, creativos e híbridos?

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